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310 E. RIVERA esta historia esto es un presupuesto básico. Pese a ello, tiene el autor que reconocer (p. 63) cómo la Reina Isabel «se preocupa honesta­ mente de la defensa de los indios». A lo cual hay que añadir que su profunda vivencia religiosa no siempre estuvo acorde con los meros intereses políticos. En el mismo Fernando, su esposo, no puede con­ fundirse la parte con el todo. Es patente que le preocupaban los inte­ reses materiales. Le era obligatorio en interés del reino. Pero ello iba unido a una exquisita atención a los valores religiosos. Es un error interpretar como maquiavelismo, pese a casos lamentables, la acción de los reyes, virreyes, gobernadores, audiencias, etc..., en América. Ante las Leyes de Indias, las reales pragmáticas y otros documentos oficiales hay que reconocer que el maquiavelismo, tan practicado en Europa en la Edad Moderna, apenas fue artículo de exportación para América. Hasta poderse hablar de un «estado misionero» . El que los Reyes nombraran un «protector de los indios» es el mejor atestado de su antimaquiavelismo. El segundo presupuesto es la tendencia a ver en el español lo que hacen patente estas frases: «A sangre y fuego, con perros carniceros y cañones, mediante rapto y violación se aniquiló a millares de indios» (p. 68). Brindo ahora al Dr. H.-J. Prien, contra su silencio, estas otras, tomadas de J. M. Siso Martínez, Historia d e Venezuela, 11.a ed., 1971, libro de texto oficial en Educación Secundaria por decreto del Min. de Educación (19 julio 1957): «La historia de lo que los alemanes, al amparo de esta concesión extendida en 1527, hicieron en Venezuela, hace palidecer la de las tropelías cometidas por los españoles en otras partes de América o en la propia tierra firme. Los hombres de Ehin- guer, Federmann, Hohermut, aparecen para siempre asociados a una visión de crueldad en la cual se exhibe un perfil de sádica delectación en el exterminio que aparece ausente en las empresas de conquista propiamente españolas» (p. 40). Se devuelve aquí a los alemanes, con calificación aumentativa, la acusación reiterada que hace el Dr. Prien a los españoles. Ya es hora de que todos entonemos el « mea culpa», no la mutua inculpación, para promover un mundo mejor dentro del ecumenismo cristiano. El tercer presupuesto es la mala inteligencia de Cristiandad. Esta categoría histórica fue acuñada en la Edad Media. Pero fue corregida esencialmente por F. Vitoria, al no conceder al Papa poder directo sobre lo temporal, ni que fuera el «Señor del mundo». Es cierto que en el plano práctico hubo interferencias de un poder en otro. Pero es un error histórico el juicio que se emite sobre el derecho de Patronato:

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