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304 D. CASTILLO 1972; La metafisica presocratica, Oviedo 1974; Idea de la ciencia desde la teoría del cierre categorial, Santander 1976. Esta nueva obra se nos presenta con ciertos rasgos de originalidad. Yo diría que hasta de «genialidad». Pero, a la vez, tenemos que con­ fesar que, en ciertos momentos nos ha resultado extraña y difícil de comprender, por el carácter demasiado prolijo y erudido de su expo­ sición. Lo que, creemos, desdice de un escrito de índole filosófica, porque «si la puntualidad es la cortesía de los reyes, la claridad es la cortesía de los filósofos» (Nicol). El análisis crítico de El animal divino supondría un libro tan volu­ minoso como el que él nos presenta. La abundancia y riqueza de todos los detalles que nos ofrece en tan distintos campos del saber, para corroborar sus afirmaciones, lo requerirían. Pero nuestro propósito es mucho más sencillo y menos ambicioso. Ofrecemos algunas puntualiza- ciones, que consideramos de cierto interés desde la Fenomenología histórica de las religiones, y que Bueno aborda desde su opción filo­ sófica materialista. 1.a Como ya hicimos notar, y el mismo subtítulo de su obra lo señala, Bueno se sitúa en una interpretación materialista de ta religión. Y lo hace desde la forma de Ensayo. Es un detalle que condiciona, de antemano, la visión que nos proporciona el autor sobre el fenómeno religioso y la crítica que podamos hacerle. Por supuesto, al hablarnos de interpretación materialista, debemos desechar cualquier comparación con la visión materialista desde la que Kryvelev propone su interpretación de la religión. Bueno adopta otra perspectiva distinta, de carácter más científico, en cierto sentido nove­ dosa y, desde luego, más respetuosa con las creencias religiosas que la que nos presenta aquél. Un aspecto positivo que conviene resaltar desde un primer momento. 2.a Su propósito nos parece muy positivo: ofrecer un modelo de interpretación filosófica de la religión. Creemos que, en un momento en el que las Ciencias positivas parecen haberse adueñado, casi con exclusividad, del estudio del hombre, incluso en lo referente al fenó­ meno religioso, pronunciarse en contra de este reduccionismo metodo­ lógico y romper una lanza por conquistar el espacio propio de la filo­ sofía, supone un esfuerzo intelectual digno de alabanza. 3.a Desde esta perspectiva, nos parece correcto el proceso metodo­ lógico seguido por el autor y que comprende las dos partes en las que divide su proyecto de una filosofía de la religión: fase gnoseològica y ontològica.

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