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A. KRYVELEV Y G. BUENO 293 propias» (p. 138). Núcleo, cuerpo y fases de desarrollo constituyen los puntos centrales de investigación ulterior. En cuanto al núcleo de la religión, Bueno propone el «Numen». Esta opción tiene, según él, un «respaldo fenomenologico irrefutable» (p. 144). «Los númenes, y lo numinoso de los númenes, son, supone­ mos, categorías específicas de la vida religiosa. Esto significa que todo aquello que pueda considerarse como dado dentro del marco de las relaciones entre los hombres y los númenes (así como en el marco de las relaciones recíprocas de los númenes con los hombres) ha de llevar, sin ninguna duda, el sello de la religiosidad» (p. 141). Una vez precisados estos conceptos iniciales, se pasa a establecer las diferentes clases de númenes (pp. 144ss). En síntesis, propone las siguientes clases: { divinos demoniacos i humanos • análogos \ r \ zoomorros • mixtos Consideradas estas clases, Bueno promete el contacto entre la pers­ pectiva ontologica y fenomenologica en orden a la cuestión central de la filosofía de la religión: su verdad (p. 154). Pero en este problema es imposible la neutralidad. Se precisa hacer una opción «entre el materialismo y el espiritualismo» (p. 155), en la interpretación de estos datos. Aunque, como muy bien aclara el autor, esta opción «es filosófica (lo que no significa que sea aprioris­ tica, que pueda sostenerse con independencia de los hechos, puesto que, en cualquier caso, la misión de la opción filosófica es oponer unos hechos a otros hechos, ordenándolos en planos distintos)» (p. 172). «Y aquí, por nuestra parte, afirma Bueno, sólo nos cabe declarar que la perspectiva que adoptamos es la perspectiva materialista, cuya fundamentación no corresponde a la filosofía de la religión (aunque, sin duda, se realimenta de ella)» (p. 155). Abre, de esta forma, una doble opción que constituye, a su vez, lo que él califica de filosofías angulares y circulares, respectivamente (pp. 157ss). Las teorías angulares de la religión ponen la verdad de los númenes fenomenológicas en sus referencias animales reales. La filosofía circular, en cambio, considera al hombre como fuente de la

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