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292 D. CASTILLO de una demostración científica, sino que constituye una filosofía que, sin necesitar ser, en modo alguno, arbitraria, o meramente subjetiva, tampoco puede pretender el rigor de una demostración cerrada cien tífica. Su «piedra de toque» no reside en algún sector delimitado de los fenómenos, sino en su potencia para organizar racionalmente el con junto de todos ellos (lo religioso y los que no lo son)» (Ibid.). Bueno termina esta primera parte con el análisis de la filosofía de la religión en la Ilustración histórica, y, concretamente en Espinosa (pp. 107-130). La segunda parte constituye la parte más original de esta obra. Trata en ella de presentar un proyecto de una filosofía de la religión en su fase ontologica, intentando descubrir y examinar el núcleo de la religión. ¿Cuál es el núcleo de la religión, que nos descubra su esencia? Las respuestas no pueden provenir de la fenomenología religiosa de las ciencias de las religiones de las doctrinas de los filósofos sobre la religión de las religiones mismas (cf. pp. 133-134). «Esto no significa, desde luego, que podamos prescindir de cual quiera de estas perspectivas y, "elevando los ojos al cielo” , disponer nos a intuir cuál sea la esencia de la religión. Porque retiradas estas fuentes, queda vaciado el depósito del material religioso y la filosofía de la religión, vaciada de contenido» (p. 134). «Es preciso mantener siempre el diálogo con estos materiales. Pero sin perder de vista que la pregunta filosófica recae sobre el núcleo de la esencia de la religión (p. 134). Y éste no se somete a definiciones abstractas. Las definiciones que generalmente se ofrecen «adolecen o bien de vaguedad de signi ficado..., o bien afectan a una pseudoprecisión que las compromete precisamente en su pretensión de conceptos inductivos» (p. 135). A continuación, se nos ofrecen algunas de estas definiciones tanto abstractas, rígidas, como inductivas, internas que el autor no admite (pp. 135-137). Y propone el programa que ha de constituir el conte nido de toda filosofía de la religión en orden a una definición de la esencia de la religión, según lo expuesto anteriormente. «La pregunta por la esencia de religión irá dirigida a la determina ción, en primer lugar, del núcleo de la religión; en Segundo lugar, a la exposición del desarrollo de ese núcleo en un cuerpo de determi naciones esenciales a toda religión; y, en tercer lugar, a la exposición del despliegue del curso de la religión, en sus fases internas o especies
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