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274 V. M. BORRAGAN hombre, puesto que tiene que hacerse en la realidad de las cosas, im­ plica también hablar de Dios. 5.3. Las cosas como presencia de Dios: la deidad Según Zubiri, las cosas reales son vehículo y sede de la realidad divina. No son Dios, pero son más que meros «efectos» de El. Y esto, por su carácter de realidad, que trasciende su concreto y determinado ser y se manifiesta como poder, lo que posibilita mi realización per­ sonal. Este poder de lo real no es el poder de Dios, pero manifiesta el poder de Dios. «Dios no está fundamentando las cosas como una especie de espíritu subyacente a ellas; esto sería un absurdo animis­ mo» (HD 173), sino que su presencia es constituyente. Esto es lo que Zubiri llama deidad : «Deidad no es un vaporoso carácter pseudodivino, sino que es la realidad misma de las cosas en cuanto como poder ma­ nifiesta su formal constitución en Dios» (HD 156). Porque las cosas son deidad, presencia y sede formal de Dios, son vehículo, manifesta­ ción de su realidad. El contacto con algunas realidades alcanza a veces en el hombre algo luminoso, salvífico. Pero, ¿esto es Dios? No; sólo podemos decir que allí está Dios. La religación es la experiencia personal que descubre no sólo a Dios como fundamento último, sino a las cosas como sede y vehículo de Dios. Aunque esta experiencia es primariamente personal —pues todo hombre, cualquiera que sea su creencia, es y tiene experiencia de Dios— , también existe una experiencia social e histórica de la reli­ gación en la que se va perfilando la idea de Dios. En este sentido, «la historia es una magna experiencia de la deidad» (HD 157). El per­ fil de lo que es Dios y de su manifestación en la realidad va adquiriendo con el paso del tiempo caracteres cada vez más precisos, «y añadamos que esta figura no está agotada en la vida y en la historia que ha trans­ currido hasta hoy» (Ibid.). «En general puede decirse que la historia de las religiones es la experiencia que los pueblos han hecho de Dios a lo largo de la historia» (HD 302). 5.4. Trascendencia de Dios Dios no es una realidad dada de un modo inmediato, no es realidad «ante mí», sino realidad en «hacia». Esto hace que Dios sea realidad trascendente.

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