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234 E. RIVERA se inserta totalmente en la metafísica de su panteísmo, cuyas notas son la total necesidad y la pura singularidad. Estas son las dos notas que la condicional hipotética pone en relieve. Por ello la cultivan tanto los estoicos. Ello obliga a afirmar que esta lógica justifica el vivir, mientras que la de Aristóteles justifica el saber. Es decir; la escuela estoica sigue siendo una escuela de Paideia. Pero con Aristóteles se ha alzado en el horizonte la estrella de la Sabiduría Primera, que es la ciencia del saber por el saber. Especialmente, el saber de las causas primeras y últimas 14. Al parecer el Cristianismo, se vio en éste una más excelsa Paideia que la griega. No en vano el Apóstol San Pablo usa de este término, no sólo mirando al pasado sino también al futuro. Respecto del pasado es sabido que vio en la ley de Moisés un pedagogo para Cristo. Tema que desarrolla especialmente en su Carta a los Gálatas. Respecto del futuro, San Pablo propone una Paideia evangélica, tanto para la fami­ lia cristiana como para la comunidad 1S. Y por cierto, nunca asoma en todo el razonar de san Pablo una mera preocupación por el saber. Aun los más altos dogmas los propone en íntima conexión con la vida cristiana. Como ejemplo preclaro podemos recordar el altísimo pasaje de la Carta a los Filipenses (2, 5-11), en la que, para estimular a aque­ llos buenos cristianos a que ascendieran a tener los mismos sentimien­ tos que Jesús, entona un himno triunfal, saturado de teología, al ano­ nadamiento de éste que, «siendo Dios, se hizo obediente hasta...». Este memorable pasaje del Apóstol quedó como memorable paradigma de lo que será siempre la Paideia Cristiana. Pero en el ambiente cultural esta palabra, tan en alza en el pen­ samiento griego, no mantiene tan alto nivel en el pensamiento cris­ tiano. Y ello, pese a que podamos y debamos ver en la gran Patrística, tanto Griega como Latina una réplica de la Paideia griega. Así lo ha visto con justeza el gran historiador de la Paideia griega W. Jaeger. Emociona el que este gran historiador, a los 73 años de su edad, se 14. Sobre los diversos modos de interpretar la lógica estoica da un ilu­ minado resumen, Mario M ig n u c c i , II significato delta lógica stoica, Bologna 1965, 17-29. Igualmente, M . G ranell , Lógica. Primera Parte. Génesis, evolu­ ción y esencia de la lógica clásica, Rev. de Occidente, Madrid 1949, 9-80. I. M. B ochenski . Historia de la Lógica Formal, tr. de M. Bravo Alonso, Gredos, Madrid 1956, no parece haber tomado conciencia, pese a ser un estudio monumental, de la peculiar relación en el estoicismo entre la Lógica y ía Metafísica panteísta. 15. G. B ertram , Paideuo, paideia, en Grande Lessico del Nuovo Testa­ mento (de G. K ittel ), tr. italiana, Brescia 1974, t. IX, 187.

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