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DIOS COMO «V IVENC IA » Y COMO «CONCEPTO » 243 de Hegel o por la positivista de Spencer quienes hirieron de muerte la fe religiosa de Unamuno en sus años de joven universitario en Madrid, 1880-1884. 3. Actitud de Unamuno ante la tensión histórica entre concepto y vida Cuando después de sus años de ateísmo, entre 1882 y 1897, Una­ muno vuelve sobre sí y anhela recobrar su fe perdida, halla tanto en la razón idealista como en la positivista su máximo obstáculo. Esto Unamuno nunca se lo perdonará a la razón. Lo cual, a su vez, moti­ vará la tragedia íntima de su vida. Pues fue trágico para Unamuno el no poder contar con la razón para que le apoyara en sus anhelos y, lo que es peor, no poder prescindir de la repulsa que ésta les daba. Unamuno lleva dentro de sí a la razón. Pero ésta se ríe fríamente de sus ideales y de sus esperanzas. A lo cual él replica declarando que la razón es su enemiga. En el vaivén y ajetreo permanente de la vida interna y externa de Unamuno esta actitud de hostilidad a la razón es una constante desde su crisis de 1897. En su Diario, que relata las intimidades de esta crisis, sus ataques a la razón son reiterados. Baste citar uno como muestra. He aquí lo que escribe el día de Jueves Santo de aquel año 1897: «La razón humana, abandonada a sí misma, lleva al absoluto fenomenismo, al nihilismo... Y llega a aquella desoladora infinita vanitá del tutto, a la vanidad de vanidades y todo vanidad, último pun­ to de la sabiduría humana»35. Pasan diez, doce años. Redacta su obra fundamental, Del senti­ miento trágico... Pues bien; en ella, de modo más amplio y reitera­ tivo, vuelve a su enconado ataque a la razón, según lo dicen bien estos textos. «Es una cosa terrible la inteligencia, se lee en un pasaje. Tiende a la muerta como a la estabilidad la memoria». Y en otro pasaje da una refrendo más detenido a su ataque a la razón, cuando escribe: «La disolución racional termina en disolver la razón misma en el más absoluto escepticismo, en el fenomenonalismo... o en el contingentis- mo absoluto... El triunfo supremo de la razón, facultad analítica, esto es, destructiva y disolvente, es poner en duda su propia validez... El absoluto relativismo, que no es ni más ni menos que el escepticis- 35. Diario Intimo. Cuaderno Primero, O.C., t. VIII, 796.

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