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242 E. RIVERA Por otra vía va otro franciscano, G. de Ockham, de quien se subraya su sentido de lo concreto. Y es muy de alabar esta tendencia, que ya se columbra en Duns Escoto. Pero apena que este sentido de lo concreto vaya unido en G. de Ockham, por una parte, con la esci­ sión entre filosofía y teología y, por otra, con la repulsa de la Meta­ física para dar paso a la Lógica y a la Ciencia experimental. Nadie negará méritos al venerabilis Inceptor en estos dos saberes. Pero no olvidemos que hoy son los más vigentes en el campo de la ciencia, por obra del neopositivismo ambiental. Anotemos de paso, pero en conexión con este estudio, que el joven Unamuno tuvo en sus años de universidad por uno de sus mentores al filósofo H. Spencer, plea­ mar del positivismo en el siglo pasado y empedernido cultivador de un frígido intelectualismo ligado exclusivamente a los datos de la experiencia. Con esto creemos haber señalado una de las corrientes del pensa­ miento moderno, siempre en crecida hacia un intelectualismo cada vez más monopolizador de la conciencia humana. Pero el nombre de Hegel, otro de los mentores del joven M. de Unamuno, significa otra cumbre de intelectualismo. Esta frase de Hegel, repetida muchas veces y que tomamos al azar: «durch diese Bewegung des Begriffs tritt der Geist in eine andere G estalt»33, afirma que los conceptos tienen un movi­ miento dialéctico interno en virtud del cual cada uno de ellos pide ser completado por otro. Los estudios de Heinz Heimsoeth hacen ver que el Cardenal Nicolás de Cusa vino a ser punto de partida de esta concepción, que alcanza en Hegel su máximo desarrollo. Y en virtud de la identidad que éste estableció entre la Lógica y la Metafísica llegó a la afirmación, tan discutida por Unamuno en su madurez de que «todo lo racional es real y que todo lo real es racional». De nuevo nos hallamos en otro pleamar del más refinado intelectualismo. Concluimos, pues, este excursus histórico haciendo notar que si en el filósofo Spencer culmina la dirección positivista del intelectua­ lismo moderno, en Hegel culmina a su vez la dirección idealista. Y qué coincidencia. Fue el intelectualismo desbordado por la vía idealista dad, Madrid 1982; Manifiesto Franciscano para un futuro mejor, Paulinas, Madrid 1985. 33. G. W. F. H egel , Phänomenologie des Geistes (CC.) Die Religion A. b., F. Meiner, Hamburg 1952, 485. 34. Heinz H eimsoeth , Los seis grandes temas de la metafísica occidental , tr. de J. Caos, Rev. de Occidente, Madrid 1942; La metafísica moderna, tr. de J. Gaos, Rev. de Occidente, Madrid 1949.

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