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240 E. RIVERA hace a la misma en ln Metaphysica?n Aristotelis Commentaria 26. Ello le indujo a elaborar un saber puro metafísico en seguimiento de Aris­ tóteles. Pero lo más grave, y más de admirar en un santo, es que plan­ teara su Sumrna Theologica como ciencia teológica pura. En el art. 4 de la Introducción a la misma se pregunta: Utrum sacra doctrina sit speculativa vel practica? A lo que responde que la doctrina sacra com­ prende ambas, pero que primariamente es especulativa11. No nos in­ teresa ahora ponderar los motivos de la actitud de santo Tomás. Pero sí subrayar la inflexión hacia el intelectualismo que sufre en este mo­ mento la Paideia o sabiduría cristiana. Durante siglos la razón teoló­ gica estaba al servicio de la vida cristiana. Ahora la razón se encarama y va delante, pues la teología es antes especulativa por la razón que práctica para el vivir. J. Duns Escoto no comparte la opinión de santo Tomás, pues de­ clara a la teología primariamente práctica28. Pese a ello, la declinación de la teología hacia el intelectualismo conceptual tiene en Escoto tanto o mayor relieve que en santo Tomás. Sentimos no poder compartir el entusiasmo de otros colegas nuestros por la teología práctica de Duns Escoto. Uno de ellos, J. Andonegui enuncia su tesis en este título dado a su obra: Teología como ciencia práctica en Escoto. Reconoce­ mos los motivos alegados a favor de esta tesis. Y sin embargo, ante este título nos vemos forzados a decir que en Duns Escoto el concepto de teología como ciencia prevalece sobre la teología como praxis79. 26. Santo T omás , In Metaphysicam Aristotelis commentaria (ed. M.-R. Cathala), Turin, Marietti 1926, 5-6. Las tres razones que se dan aquí a favor de la sentencia de Aristóteles serán las alegadas siempre por el intelectua­ lismo más desbordado. 2[7, Id., Summa Theologica, I, q. 1, a. 4. Desde otra perspectiva viene a corroborar lo que se afirma en el texto el comentario autorizado a la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, EDICA, Madrid 1947, t. I, 45, donde se lee: «San Tomás ha causado sobre este particulas (teología píató- nico-agustiniana) una verdadera revolución científica. Se puede decir que ha invertido todos los términos de la Teología de su tiempo...», (El subra­ yado es nuestro). 28. J. D u n s E scoto , Ordinatio, I, prolog., pars quinta, n. 217-366 (EDICA, Madrid 1960, texto bilingüe con tr. de B. Aperribay, 169. 260). 29. J. A ndonegui G urruchaga , Teología como ciencia práctica en Escoto. Acerca de la posición mediadora escotista en la problemática Filosofía- Teología del s. XIII, Roma 1985 (publicado anteriormente en Antonianum 59 [1984] 403481). Sobre el mismo tema ha reflexionado en diversos estudios A. V illalmonte , especialmente en el último: Contribución de la teología franciscana a la teología del futuro, en Laurentianum 26 (1985) 702-755. En ambos hallará el estudioso la bibliografía pertinente. Por nuestra parte, además de lo señalado en texto, tenemos que añadir que no vemos posibi­ lidad para una eficaz presencia del pensamiento franciscano en la mentali-

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