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DIOS COMO «VIVENCIA» Y COMO «CONCEPTO» 237 Un doble contraste hace sentir este texto, fundado en los vocablos griegos elegidos por Clemente, para señalar el oficio y la misión del Pedagogo. El primer contraste tiene lugar entre los vocablos proaktikós y methodikós. Es patente que el segundo vocablo hace referencia al método, al método de proceder científico. Pues bien; esto no es pro­ pio del Pedagogo, sino más bien lo que señala el primero. El autori­ zado A Patristic Greek Lexikon traduce este vocablo con esta expre­ sión inglesa: bringing ou t2X. Lo dice todo esta expresión, que resume esa paideia a la que hoy llamamos e-ducar, de e-ducere. Exactamente como Clemente usa el vocablo pro-aktikós, de pro-ago. Siempre se trata en el fondo de llevar, conducir, guiar al hombre. El segundo contraste desarrolla esto mismo, al afirmar que el fin del pedagogo es hacer que el alma llegue a ser mejor. Recuerda ello las palabras de Sócrates ante sus jueces, momento cumbre de la Pai­ deia Griega. Pero para quitar a la ciencia toda pretensión de primacía, añade Clemente en este su contraste que el pedagogo no tiene por fin enseñar. De seguro que, al querer subrayar aquí el contraste, hizo que la pluma rebasara lo que tenía en su mente. Pues si él escribe, es cierto para enseñar. Y regusta de este enseñar. Por lo mismo, cuando aquí afirma que el pedagogo no está para enseñar, debe entenderse en el sentido socrático de que el enseñar sólo tiene valor si enseña a bien vivir. En este momento la Paideia Cristiana empalma con la mejor Paideia Griega. Contra irracionalismos obcecados, la Patrística Cristiana verá siempre en la razón un precioso aliado. Los radicalismos estentóreos de Tertuliano y otros afines quedaron superados para siem­ pre. Pero esta razón, que utiliza la patrística para esclarecer los miste­ rios, nunca se convierte en especulación autónoma, como acaecerá en siglos posteriores. San Agustín, entre los latinos, exalta esta misma Paideia en su conocida concepción de la sapientia christiana. Esta no es nunca una mera especulación sobre una verdad teórica, sino siempre luz en la conciencia cristiana hasta que ésta llegue a su meta última, que es Dios. Pero no el Dios aristotélico, pura inteligencia, sino el Dios cristiano, plenitud personal de vida y de amor. Entre los estudios sobre el tema de la sapientia en san Agustín baste citar el del agustinólogo F. J.Thon- 21. A Patristic Green Lexikon, edited by G. W. H. L aaipe . Oxford 1961, p. 1135.

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