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EL PECADO ORIGINAL EN SU HISTORIA 141 retrospectiva de la segunda como ocasión y pretexto para unas refle- siones personales en torno a la situación actual de la doctrina del Po. En esta segunda parte se podrán apreciar algunas discrepancias entre nuestro modo de ver y la opinión que Kóster deja entrever en las páginas finales de sus obras; y que podría decirse el resultado final, sintético, de su trabajo. I. EL PO DESDE LA REFORMA HASTA NUESTROS DIAS En las obras que vamos a comentar la fórmula 'pecado original’ se utiliza constantemente —mientras el contexto no exija otras mati- zaciones— en su sentido más amplio y englobante, en cuanto implica el estado de justicia original (estado paradisíaco), la caída originaria (pecado de Adán, pecado originante), el pecado original originado en que nacería todo hombre; las llamadas consecuencias del Po, tanto para esta vida como para la otra. Es decir, que se tiene a la vista el grupo de problemas estudiado en el pequeño tratado «De peccato originali», cuyo lugar propio dentro de los Manuales de Teología de la época neoescolástica era el tratado de «Dios creador y elevante». No debe olvidarse la advertencia del autor: su necesidad de ceñirse a la más sustantivo del problema, dejando numerosas cuestiones mar­ ginales acompañantes asiduos del Po en su larga peregrinación por la historia. El período historiado cobra relevante importancia dentro de la multisecular historia de esta doctrina. Acabamos de aludir al pesimis­ mo medieval en referencia a la visión del hombre. Tal pesimismo bro­ taba y se alimentaba, entre otras raíces, de la creencia agustiniana sobre el Po. La rigidez agustiniana es mitigada por Anselmo y sobre todo por J. Duns Escoto, fiel a su principio Naturalia manent integra, toma­ do del Pseudo-Dionisio y de la tradición oriental. Su visión optimista y caritológica de la actual historia de salvación se fundamenta en su conocida enseñanza sobre el primado de Cristo. A tenor de ella, la obra de Cristo es primordialmente latréutica, glorificatoria, dirigida al sumo amor al Padre. Y cuando se dirige hacia los hombres tiene una función primordial elevante, gratificante: es para dar nueva vida en caridad y, consiguientemente, para quitar todo pecado. Por eso, María es benificiaria de la mejor y más perfecta forma de redención: :1a pre- servativa-elevante. Ha sido preservada del Po. Esta visión caritológica de la obra salvadora de Cristo hubiera llevado a Duns Escoto a dejar de lado la tesis del Po, no sólo en María, sino en todo hombre. Pero

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