PS_NyG_1986v033n001p0139_0172

EL PECADO ORIGINAL EN SU HISTORIA 163 a) Cristo liberador del hombre Aunque enumerada en tercer lugar es sin duda la afirmación más importante. Desde Pablo en Rm 5, 12-21, en san Agustín, en la hodier­ na controversia sobre el Po siempre el tema se propuso como una ver­ dad subsidiaria para ver la gloria de Cristo: para ilustrar y defender su función de Cristo como dador de Vida, frente a Adán portador de Muerte. Pero es necesario precisar más: la acción de Cristo a favor del hombre, ¿es solamente liberadora del mal-pecado? No, no se reduce a esta dimensión liberadora, porque todo católico sabe que la justifica­ ción no es sólo remisión/liberación del pecado, sino también infusión de gracia que confiere al hombre nuevo ser. Pero, ¿la dimensión libe- radora de Cristo es siquiera lo primordial en el conjunto de su acción a favor del hombre? Tampoco, la función elevante, caritológica, posi­ tiva, de creación de nueva vida y nuevo ser, es la primaria y absoluta­ mente indispensable. El liberar del pecado/mal supone que éste existe, pero esta suposición no se cumple siempre. Y aunque se cumpla la función primaria de Cristo es caritológica: donar nufevo ser y vida. Y, consiguientemente, liberar del pecado inherente o amenazante: libe­ ración preservativa. Me parece que debe señalarse aquí uno de los fallos en los teólogos católicos que siguen manteniendo el Po, porque de otra forma, dicen, no se salvaguardaría la necesidad de la Gracia. Este razo­ namiento supone una visión primordial hamartiocéntrica de la acción salvadora de Cristo; es decir, que Cristo habría sido querido por Dios primero y ante todo, por razón del pecado de Adán y para librar al hombre del pecado y de sus consecuencias. Pero tal visión hamartio­ céntrica de la acción salvadora de Cristo y de función de su gracia me parece del todo insostenible. Por consiguiente, para que alguien pueda y deba ser salvado por Cristo, no es necesario que previamente haya estado en pecado, ni siquiera en el llamado original. Es una petición de principio el hablar de la liberación del pecado como función primera y siempre existente de la Gracia. El hecho de María, llena de gracia desde antes de contraer pecado y por ello plenamente redimida, deja invalidada aquella visión hamartiocéntrica de la acción salvadora de Cristo. b) La mísera condición humana Viene aludida en la primera proposición y 'consenso' propuesto por Kóster. Desde luego, el hecho bruto de que la humanidad histórica

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz