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EL PECADO ORIGINAL EN SU HISTORIA 159 reformulaciones o superaciones que de la «tradicional» doctrina se in­ tentan, la anterior constatación es indispensable 10. 2. Enseñanza tridentina sobre el Po Los comentarios de los teólogos actuales a las enseñanzas triden- tinas han sido mencionados por H. Kóster pero, a mi juicio, en forma del todo insuficiente. Me permito hacer esta afirmación porque, según creo, la enseñanza de Trento es hoy día el único fundamento para seguir afirmando la existencia del Po. La creencia en el Po se mantiene y cae según la interpretación que se dé a la enseñanza de Trento al respecto. Hoy día, salva reverencia a los teólogos hétero-opinantes, el Po no debería calificarse de enseñanza bíblica, en sentido propio de la palabra n. Tampoco encontramos en el contexto general de fe cató­ lica, como luego veremos, ningún razonamiento teológico que avale, con mediana seguridad, semejante doctrina. Queda en pie todavía la autoridad del concilio de Trento. Los que ahora van optando por la negación de esta enseñanza secular, deben reflexionar el modo de evi­ tar que su negación no ponga en tela de juicio la autoridad de este texto del Magisterio solemne de la Iglesia. Este es el punctum dolens de toda la discusión actual. Por nuestra parte me parece que ya hemos explicado cómo por parte del Tridentino podría darse un nihil obstat para que se abandone la vieja creencia en el Po. Ya que la intención 10. l)n ensayo de «relectura crítica y creadora» de la tradición doctrinal sobre el Po la hemos realizado a propósito de san Buenaventura, teólogo tan significativo en la enseñanza medieval sobre el tema del Po. De esta relec­ tura sólo beneficios puede reportar la cristología y otros momentos del sis­ tema teológico bonaventuriano. Ver A. V illalmonte , La teología de Adán en san Buenaventura, en Verdad y Vida 33 (1975) 253-301. Ultimamente A. T urrado adapta la nueva hermenéutica de las culturas y de los géneros literarios a la interpretación de la enseñanza agustiniana, con acierto y éxito, a juicio nuestro, Antropología de san Agustín en la po­ lémica antipelagiana. Su lectura después del Vaticano II. En la ed. de las Obras Completas de san Agustín (Madrid, EDICA 1984), T . X X X V , 3-162. Ver las observaciones de A. M. D ubarle , Le péché originel. Perspectives théologi- ques, Paris, D u Cerf 1983, 82-87. 11. Hemos tratado con detención el tema, por lo que se refiere al NT en nuestro estudio, El Nuevo Testamento , ¿conoce el «pecado original»?, en Estudios Franciscanos 81 (1980) 263-253. Allí se propone esta conclusión: «El NT desconoce del todo la doctrina teológica del "pecado originaln. La pro­ clamación íntegra del Mensaje sobre Cristo Salvador, la confesión y viven­ cia perfecta de este Mensaje para nada exige la aceptación — siquiera sea colateral, subsidiaria y consiguiente — de la enseñanza sobre el ”pecado ori­ g i n a l M á s bien deberá pensarse en la obscuridad que, sobre el 'Misterio de Cristo’ en su conjunto, proyecta semejante creencia» (p. 352).

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