PS_NyG_1986v033n001p0139_0172
152 ALEJANDRO VILLALMONTE Gn 2-3 es un caso típico de exégesis mediatizada por la dogmática. Hasta fecha reciente los escrituristas católicos están preocupados por encontrar en Gn 2-3 una confirmación del 'dogma eclesiástico, del Po. Como resultado de su estudio se pregunta Kóster si Gn 2-3 contiene la doctrina del Po (II, 76). Los exegetas protestantes o niegan su con tinencia o la admitirían muy lejana: en la idea de la genérica pecami- nosidad humana. Los católicos propenden a ver allí un inicio de lo que, con el progreso de la revelación, llegó a ser el Po en el NT. Luego de examinar los testimonios del judaismo intertestamentario se llega a texto clásico de Rm 5, 12-21, junto con otros textos subsidiarios de Pablo. Los resultados del complicado inventario de interpretaciones y opiniones se determinará en el apartado siguiente, dentro de lo posible. Mientras tanto se dedica un apartado a estudiar los principios her- menéuticos y metodológicos que han llevado a la nueva comprensión de los textos tanto bíblicos como magisteriales referentes al Po. Con toda seguridad esta nueva hermenéutica aplicada a los textos bíblicos y tradicionales ha sido factor decisivo para impulsar a nuevas refor mulaciones de la vieja doctrina y, en varios casos, hacia su plena superación. La nueva hermenéutica parte de la convicción filosófica de la rela tividad, limitaciones, historicidad, circunstancialidad y contextualidad de toda captación humana de la realidad. Incluida la captación que, de las verdades propuestas por Dios, pueda hacer el creyente. Los textos de la Biblia y de la Tradición están sujetos a las normas de interpretación que vigen en la interpretación de cualquier texto huma no, ya que las palabras de la Biblia y de los Concilios no caen perpen dicularmente del cielo, son siempre palabras humanas, aunque cuenten con una especial asistencia y garantía divina de autenticidad y de ver dad. La aplicación de la nueva hermenéutica a los textos bíblicos no ofrecía mayor novedad, al menos a partir de los años sesenta. Pero ha sido una fecunda y feliz novedad la aplicación de similares princi pios hermenéuticos a la comprensión de los textos conciliares, parti cularmente del concilio de Trento. Hombres destacados en este trabajo son P. Schoonenberg, M. Flick y Z. Alsezeghy. Sin entrar a ulteriores explicaciones pasamos a señalar los resultados de la prolongada con troversia. Hay que preguntar, en primer término, si la doctrina del Po es una enseyanza bíblica; y si ha sido definida como doctrina revelada por el Magisterio de la Iglesia. En medio de tanta disparidad de inter pretaciones, tanto de los textos bíblicos como de los conciliares, la
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz