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SAN FRANCISCO Y LA BIBLIA 115 que se enseñaban los «rudimenta» y la memorización del texto sagra d o 6, para otros se trataba de una escuela capitular o episcopal, donde también a los laicos, se enseñaba la gramática y la retórica7. Quizá participase de esta convicción Rogerus de Wendover8, al afirmar en su biografía de san Francisco que éste habría recibido, en la juventud, una formación literaria y teológica «usque ad notitiam perfectam»9. Podríamos extender nuestra investigación sobre este aspecto tan tópico de la formación cultural de Francisco 10. Nosotros sólo queríamos esbozar el tema en función de los presu puestos de Francisco ante los textos bíblicos y su hermenéutica. Francisco ante la Palabra de Dios ¿Desde dónde accedió Francisco al conocimiento de la Palabra de Dios? ¿Su contacto con los textos bíblicos fue mediato o inmediato? Existe casi unanimidad en admitir que el encuentro de Francisco con los textos de la Sagrada Escritura tuvo lugar desde la liturgia y sus textos: misales, breviarios, salterios, evangeliarios n. Ni siquiera puede excluirse algún libro de piedad popular, y está por estudiar la influen cia de la literatura apócrifa en la piedad del Santo. Un dato emerge con claridad: su acceso a los textos sagrados no se realiza desde las aulas universitarias sino desde la tradición y liturgia de la Iglesia; no desde la ciencia sino desde la contemplación personal, la predica ción y oración eclesial. La mediación eclesial es, pues, un elemento a retener como típico en el acercamiento de Francisco a la Palabra de Dios, y una nota diferenciadora respecto de los movimientos contempo ráneos de reforma que rechazaban precisamente esa mediación. Examinando su vocabulario se advierte cierta fluidez e imprecisión conceptual. Nunca usa términos técnicos como «Escritura», «Biblia», «AT y NT». Prefiere hablar de «palabras de Dios (1 Re 16, 7), «san tísimas y divinas palabras» (Test 13), «palabras escritas» (Test 12; Cta. 6. P. W illib r o r d de P a ris, Rapports de Saint François d’Assise avec le mouvement spirituel du XIle. siècle, en Etudes Franciscaines 11 (1961) 137. 7. A. F o r t in i, Nova vita di S. Francesco I, Assisi 1959, 116. 8. Chronica o Flores Historiarum, en MGH, Scriptores XXVIII, 42. 9. Cf. Fonti Francescane I, 50, nota 20 y II, 1830-1831, donde se valora crí ticamente este documento. 10. P. V it o r io de C lu son e , Cultura e pensiero di S. Francesco d’Assisi, Ro ma 1948, cap. I, art. II, 13 y la abundante bibliografía. 11. I Cl. 8, 110; II Cl. 58, 102; S. B u en a ven tu ra , Epistula de tribus quaes- tionibus, en Opera omnia VIII, 334ss.
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