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SAN FRANCISCO Y LA BIBLIA 133 Las referencias bíblicas conceden primacía al Salterio (6), quedando una alusión para Juan, Mateo y I Tesalonicenses respectivamente. A diferencia del Oficio de la Pasión, el texto bíblico es casi acci dental y carece de relevancia para el tema que nos preocupa. Quizá merezca resaltarse el carácter personal de la oración, mani festado en la reiteración del Tú, así como la sustantivación de los atributos de Dios. Dios no es la omnipotencia o la bondad imperso nales, sino el Tú personal y personalizante. Alabanzas que se han de decir en todas las Horas La autenticidad de este opúsculo nadie la cuestionó, aunque el tex to resultante no es sino una amalgama de citas casi literales de la Escritura: Apocalipsis (5), Daniel (1), Salmos (1) y del Te Deum de la liturgia. En este escrito es, pues, predominante la presencia joan- nea; dato éste que, unido a lo apuntado sobre la expresión «Padre santo» y la amplia referencia en el cap. XX de la 1.a Regla y en las dos recensiones de la Carta a los Fieles al capítulo 17 de dicho evan gelista, ponen de relieve la importancia de los escritos joánicos en la estructura de la oración de san Francisco. Este escrito es otra muestra de cuál era la fuente principal y el modelo de la oración de Francisco: la Biblia y la liturgia. Y nos ofrece la tonalidad más frecuente de la misma: la alabanza que se abisma en la contemplación del misterio de Dios en Cristo. Es una oración neta mente cristológica. Los textos aducidos del Apocalipsis cantan funda mentalmente el triunfo del Cordero al que Dios entrega los destinos del mundo. Y los toma de la liturgia. Si es posible introducir una observación quizá pueda ser que en este contexto —el de las Alabanzas— no se apunta a un elemento presente en el contexto propio de la cita del Apocalipsis: el del juicio de Dios y del Cordero, aunque sí conserva la estructura formal doxo- lógica de la misma. Quizá también merezca resaltarse la influencia del canto de Daniel 3, como forma general, aunque la cita textual sea sólo una (Dn 3, 57); el estribillo de las Alabanzas corresponde al del canto daniélico. Esta es, sin duda, una característica importante a reseñar: Francisco es más bíblico por su estructura de pensamiento y vivencia que por sus refe rencias textuales.
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