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114 DOMINGO MONTERO Sobre «la idiotez» del Poverello escribe A. Bergamaschi: «Ningún historiador, que yo sepa, conoce con precisión el grado de cultura del joven Francisco. Pero si entre su cultura y su "idiotez” » —idiotez a la que la literatura debe el Cántico de las criaturas— existe la misma relación proporcional que entre su riqueza —en manos de Bernardone de las más florecientes— y su pobreza, ha de concluirse que su nivel cultural, como el nivel natural de su inteligencia, superaba lo ordina­ rio». Y concluye: «quien es "idiota” , no puede elegir serlo; sólo quien no lo es puede elegir la idiotez..., como quien no es pobre puede ele­ gir la pobreza... La "idiotez” voluntaria está a su saber real, como su "pobreza” lo está a su riqueza real» 2. Si Francisco no es un ignorante, tampoco puede afirmarse que dis­ pusiera de conocimientos escolares superiores (cf. 2 Cl 102). No fre­ cuentó las aulas universitarias, ni perteneció al número de los letrados salidos, particularmente, de la Universidad de Bolonia. No es un docto en teología, aunque su pensamiento no está exento de una modulación teológica dominada por la contemplación (cf. Espejo de Perfección 53 ; 2 C1 7.12)3. Francisco es «iletrado», «ignorante», «idiota», en cuanto no dis­ pone de una formación especializada superior, la de los letrados que escuchan estupefactos el discurso de un iletrado que habla con claridad y propiedad de «los ángeles, los hombres y los demonios» 4. Respecto de sus primeros pasos en el campo de las letras poseemos como dato seguro que frecuentó la escuela de San Jorge 5. No existe unanimidad a la hora de precisar la calificación de esta escuela; en tanto que para algunos es una escuela presbiteral, en la 2. A. B ergamaschi , Esquisses pour un portrait moderne de Saint François, en Etudes Franciscaines 15 (1965) 77*78. 3. Escribe así el P. K. Esser: «Su distancia de las formas doctas de pen­ samiento y su concordancia con los modos de expresión tomados de la en­ señanza religiosa popular de su tiempo no extraña; no obstante se mantiene cercano a la teología patrística v a la liturgia de la Iglesia» (Temi spirituali, Milano 1973, 235). C f. también B. C ornet , Le "iDe reverentia Corporis Christi”, exhortation et lettre de S. François, en Etudes Franciscaines 6 (1955) 65-91. 167-189; 7 (1956) 20-35. 155-171; 8 (1956) 33-58, donde se demuestra el arcaísmo de la termino­ logía eucaristica de San Francisco, no matizada aún por la doctrina escolás­ tica. 4. T homae S palatensis , Historia Pontificum Salonitanorum et Spalaten* sium; en MGH XXIX, 580; en Boehmer, Analekten, 106; TM. 10. 5. I Cl. 10, 23; Legenda chori 13: «Ad civitatem relatus, in Ecclesia S. Georgii ubi ipse puerulus litteras didicerat, in arca saxea reverenter recon- ditur»; S . B uenaventura , LM. 15, 5.

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