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SAN FRANCISCO Y LA BIBLIA 131 Consta de quince salmos. Todos, menos dos (13 y 3), son un mo saico de versículos o referencias del Salterio, Isaías, Exodo, Lamenta ciones, Lucas Juan y I Pedro. Más concretamente: Salterio: 37 salmos son citados; algunos como el 56 y el 12, re producidos íntegramente. Entre los más citados separadamente están el 21 (ocho veces), el 68 (diez veces), el 95 (6 veces) y el 70 (cuatro veces). Los citamos por la numeración latina. Isaías: 2 citas; una reproducción de un texto sálmico: Is 12, 1-2, y la otra de un texto del libro del Enmanuel: Is 9, 6. Exodo: 1 cita del Cántico de Moisés: Ex 15, 6-7. Lamentaciones: 1 cita. Lucas: 3 citas. Una del Benedictus (Le 1, 68), y otra (Le 2, 7. 1) del relato del nacimiento de Jesús en Belén. Juan: 1 cita: «Padre santo», varias veces repetida (Jn 17, 11). I Pedro: 1 cita: referida a la «sequela Christi», y que puede co nectarse también con Rom 12, 1 y Le 14, 27. La preeminencia corresponde al Salterio, en cuya selección de tex tos privan los de lamentación y súplica seguidos de los de esperanza en el triunfo de Dios, y alabanza de Dios por su justicia y salvación. Respecto del texto conviene advertir que san Francisco frecuentemente toma los salmos del llamado Salterio Romano, muy común en el uso litúrgico en Roma y sus alrededores. Los escritores posteriores adap taron el texto de san Francisco al Salterio Galicano, más usado en la Iglesia occidental; por lo que deben ser preferidas, por más origi nales, las lecturas del Salterio Romano. Sin duda, eran seleccionados aquellos pasajes con los que el espí ritu de Francisco sintonizaba más fácilmente. «Pues muchas veces las palabras de la Escritura se alargan con adiciones que hacen más explí cito el sentido deseado por el orante. Tales variaciones y adiciones aparecen con caracteres tipográficos diferentes: de modo que no pre senta ninguna dificultad conocer cómo san Francisco «con devoción orase ante Dios» y rezase las Horas anónicas» 27. El título, muy antiguo, no contempla todo lo que en él se contie ne; pues no es sólo la Pasión de Cristo — tema muy querido a Fran cisco— lo que en él se celebra, sino toda la economía salvífica reali zada por Cristo. A este respecto hace notar el P. León Bracaloni, que el título «Oficio de la Pasión», adecuado para el primer esquema pre- 27. K. Esser, Opuscula, 188-189.
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