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130 DOMINGO MONTERO Recibe de la Iglesia los textos y su explicación, pero no se limita a eso. La relevancia eclesial de Francisco está en su aportación: «re­ para mi Iglesia» (2 C1 10); también en su interpretación de la Escri­ tura. Su lectura no coincidía con la «oficial» en un aspecto: en su dina­ mismo y operatividad. Francisco no impugnó la ortodoxia, pero está más preocupado por la Verdad. No sólo recibe de la Iglesia el Evan­ gelio, sino que devuelve el Evangelio, interpretado, a la Iglesia. Es una «relectura» viviente para la Iglesia de su tiempo. Viéndole a él se está en situación de descubrir qué dice el Evangelio. Pero no se apropia esa vivencia, esa lectura, pide que la Iglesia se la confirme. «Y el Señor Papa me lo confirmó» (Test 15). Otras características podrían apuntarse: la radicalidad, la capacidad de concreción (1 C1 22). Todos estos puntos no son exclusivos de Francisco. Algunos perte­ necen a los grandes temas de la exégesis medieval; otros a la praxis de algunos grupos religiosos; pero él los tamizó a unos y otros a través de una experiencia singular, profundizándolos hasta su personalización. II. BIBLIA Y ORACION Los textos bíblicos en los textos de oración de Francisco Antes de adentrarnos en el tema sugerido en el título, una indica­ ción importante. Hay otro estilo bíblico de orar (cf. Mt 6, 5 ss.) que también practicó Francisco muy abundantemente: la oración silenciosa (Adm 21; 1 Cel 6; 2 Cel). En las líneas siguientes nos limitaremos a las oraciones configuradas o matizadas con textos de la Sagrada Escritura. 1. O raciones « poéticas » El Oficio de la Pasión Es un oficio votivo al estilo de los que en la Edad Media solían añadirse al rezo de las Horas canónicas 26. 26. «Por cuanto nos es dado conocer de este tipo de plegaria paralitúrgi- ca, hay que distinguir dos tipos redaccionales: el pequeño Oficio de la cruz, cuyas horas comprendían sólo un himno y una oración colecta, mientras que el "Ordo magnus de cruce" o el "Officium sanctissimae Passionis Domi- ni nostri Jesu Christi” constituía un verdadero ciclo de horas paralitúrgicas con tres lecturas» (O. S chmucki , El ”oficio de la pasión”, modelo para cele­ brar la liturgia de las horas, en Selecciones de Franciscanismo 1979, 497).

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