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SAN FRANCISCO Y LA BIBLIA 129 A Francisco se le ha interpretado reductivamente al valorar sus expresiones de manera unilateral. No es cierto que la «eclesiología» del varón «católico» sea una mera «jerarqueología». Es verdad que él habla en términos de gran concretez de «iglesia católica romana», de sometimiento al Papa, a los obispos y a los sacer­ dotes..., pero también de sometimiento a toda creatura. En él hay una lectura más profunda del misterio. «Cualquiera que fuese el ropaje externo con que la Iglesia se pre­ sentaba a los hombres de entonces, lo cierto es que Francisco descu­ brió la Iglesia como la depositaría de una economía de salvación, y en el mandato que recibió de ella vio la continuación de otro mandato formulado por primera vez en el seno mismo de la Trinidad. Fue el Padre quien predestinó al Hijo para comunicar un día a los hombres la revelación y la vida divina; fue el Padre, quien se escogió el pue­ blo de la antigua Alianza para que preparase los caminos y los ánimos de los demás pueblos para acoger a su Hijo; fue el Padre, quien en la plenitud de los tiempos mandó finalmente a su Hijo al mundo como Palabra y como Vida para la salvación de los hombres; y fue el Hijo quien envió a los Apóstoles por el mundo con la misma autoridad y con la misma misión con que el Padre había enviado al Hijo; y son los Apóstoles quienes desempeñan este mandato en su triple función de enseñar, gobernar y santificar, y, a su vez, lo trasmiten a sus suce­ sores, con la misma autoridad de Cristo, que es la del Padre. Esa visión de la economía salvífica no es ciencia en Francfiscfo, es vivencia ... Francisco, pues, no descubre sólo la Iglesia jerárquica. Descubre también la Iglesia que es misterio de salvación por el anun­ cio de la Palabra y la administración de los sacramentos. Si reveren­ cia al Papa y a la Iglesia de Roma... no es por razones de convivencia humana, ni por cálculos políticos, ni siquiera por motivos devocionales, sino por una comprensión profundamente teológica de la Iglesia, «lo hago por este motivo: porque en este siglo nada veo corporalmente del mismo Altísimo Hijo de Dios sino su santísimo cuerpo y santísima san­ gre que ellos reciben y sólo ellos administran a los otros» (Test 10 ) » 25. De esta estructura de fe se explican las relaciones de Francisco con la Iglesia, su vivencia eclesial y, en concreto, la mediación eclesial en la escucha de la Palabra. 35 . I. V ázquez , Francisco de Asís y la Iglesia, en Selecciones de Francisca - nismo 1982 , 399 - 400 .

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