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San Francisco y la Biblia I. LECTURA E INTERPRETACION Uno de los clichés más extendidos respecto de san Francisco es aquél que le presenta como ignorante y opuesto a los estudios y a la cultura. Interpretación basada en los testimonios que el Santo aporta sobre sí mismo (Cta. O. 39) y sus primeros compañeros (Test. 19), como también en la sugerencia disuasoria de la II.* Regla (II.* Re 10, 8). Sin embargo, estos y otros testimonios similares (cf. I Cel 27) se reve­ lan susceptibles de una lectura plural y matizada. La experiencia de la conversión es una de las posibles claves in­ terpretativas. En el trasfondo se encuentra el pensamiento paulino: el conocimiento de Cristo relativiza y confunde los demás conocimien­ tos (Filp 3, 8; cf. I Cor 2, 2; Gal 6, 14) y denuncia la vaciedad de cualquier saber (Rom 1, 18 ss.), al tiempo que evidencia la fuerza de Dios asentada en la debilidad (1 Cor 1, 26). Resultan esclarecedores al respecto los textos de la Adm. 5.a y del Saludo a las virtudes 1, 10. La valoración que Francisco hace de este «elemento» está prefijada por la experiencia del redescubrimiento alter­ nativo que supuso para él la revelación del Señor, estableciendo un antes y un después no sólo cronológico sino axiológico. También desde el contexto social puede extraerse alguna luz para calibrar el alcance del «saber» de Francisco. Digamos, sin reticencias, que no era un ignorante; su apertura y capacidad de asimilación crítica de las situaciones demuestran una agilidad de pensamiento nada común. Su sensibilidad poética halló con­ creción en un lenguaje dinámico, imaginativo, impropio de cualquier mente rudimentaria y elemental. El umbro, el provenzal y el latín fueron dominados, con mayor o menor fluidez, por Francisco l. 1. Cf. Fonti Francescane I, Assisi 1977, 49-50.

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