PS_NyG_1986v033n001p0037_0109

El maestro cristiano a la luz de los últimos documentos postconciliares 1
Pío XI en su Encíclica DIM nos dice: 13
La primera sociedad donde nace y vive el hombre es la familia. Los padres que con su amor dan la vida a los hijos, son los responsables primeros en la educación de los hijos. Su paternidad les confiere, junto al deber de educarlos, un derecho educativo que nada ni nadie 13
puede arrebatarles, mientras los hijos son menores de edad. 13
Pío XI hace referencia al derecho-deber educativo de la familia con estas palabras: 13
El Concilio Vaticano II incide en esta afirmación: 13
También Juan Pablo II en «La Exhortación Apostólica» sobre la familia, Familiaris Consortio nos dice que 13
El elemento más importante que determina el deber y el derecho de los padres a educar a sus hijos en el amor: 14
La familia es, por tanto, la célula social más importante y necesaria en el proceso educativo: 14
El Concilio Vaticano II respecto a la importancia que tiene la familia en la educación afirma: 14
Por esto, es necesario que las familias revisen con asiduidad y sinceridad si realmente el ambiente educativo que reina en ellas ofrece a sus hijos los medios y circunstancias más adecuados que les conduzcan a la autorrealización personal. Muchos padres, preocupados en exceso por distintos problemas, bien de tipo material, económico o profesional, olvidan con frecuencia su misión primaria como padres, despreocupándose prácticamente de la vida y problemas de los hijos. Es grave deber de aquéllos, procurar que en la familia reine el clima educativo más adecuado, que sirva a los hijos para su desarrollo integral, personal y social: 14
También los padres son el elemento principal en la educación social de los hijos. La familia es 16
Es, por tanto, a través de la familia como los hijos van consiguiendo su propio desarrollo personal y su inserción en la sociedad civil y en el Estado. El Concilio Vaticano II respecto a esto dice así: 16
La obligación y el derecho que tienen los padres de educar a sus hijos están jurídicamente respaldados por la Iglesia. Los siguientes cánones del Derecho Canónico así lo confirman: 16
El Concilio Vaticano II también hace referencia con las siguientes palabras a la obligación y al derecho que tiene la Iglesia en la educación: 19
En el Canon 794 del Derecho Canónico queda jurídicamente determinado todo lo dicho anteriormente: 19
1.2. La escuela católica 23
No basta el simple examen conceptual de estos términos; es preciso tener en cuenta el giro que han sufrido, impuesto por la renovación del Concilio Vaticano II: 34
De la fe derivan los rasgos diferenciales de la escuela Católica. La fe no es sólo un conjunto de verdades reveladas accesibles tan sólo por vía intelectual; hay que acudir a la revelación para verificar exactamente qué es la fe. La revelación aparece rotundamente referida a Cristo: 34
Cristo es la palabra del Padre: el Padre se manifiesta a través de Jesús no sólo por sus palabras; habla también a través de sus gestos, actitudes, manifestaciones y de su vida en conjunto: 34
La fe así renovada tiene unos rasgos específicos: 34
Tiene también una dimensión comunitaria'. 35
Presenta por último un incoercible dinamismo: 35
Luego, 35
Es necesario hacer una última observación al tratar de la fe por la relación que existe entre comunidad y dinamismo: 35
Al profundizar sobre la fe, nuestra intención es la de hacer ver los profundos reflejos de orden educativo que tiene 36
La cultura también presenta las características antropológicas antes citadas en el perfil específico de la fe. Es ante todo personal: 36
Tiene la cultura también una dimensión comunitaria: la cultura, a la vez que se adquiere a través de la sociedad, sirve para mejorar la propia situación de la sociedad: 36
La pluralidad de culturas existentes tiene consecuencias de tipo educativo: exige un mínimo conocimiento de cada una de ellas, y un máximo respeto para su forma de ser, junto a una actitud de colaboración constructiva. Por último, la cultura presenta un aspecto dinámico, al enfrentarse con las situaciones cambiantes del mundo en que vive: 36
No se concibe, de espaldas a la escuela, un diálogo serio entre la fe y la cultura. La escuela católica, al proponerse promover entre los alumnos la síntesis entre fe y cultura a través de la enseñanza, 39
La comunicación de la cultura que se imparta en la escuela para que sea verdaderamente educativa debe ser a la vez orgànica, crítica, 39
valorativa, histórica, dinámica. La crisis de la cultura es radicalmente 39
una crisis de valores y de modo especial de los valores morales; en último término de la concepción del hombre y de la orientación de la vida humana. Por eso la escuela ha de tener presente que 39
Por estas dos razones apuntadas anteriormente, la formación religiosa debe darse en la escuela de forma principal: 42
¿A quién corresponde decidir si se debe dar o no enseñanza religiosa a los alumnos? 42
La formación religiosa es materia ordinaria de los planes de estudio, puesto que para los creyentes sus convicciones de fe constituyen un saber razonado: 42
de hablar del maestro, de aquel que dedica su vida a estar al frente de otros 44
Es muy importante la figura del maestro en la educación. Tanto es así, que Pío XI afirmaba: 44
Y R. Guardini nos dice: 44
Este ser del maestro lleva consigo tres características entitativas por las cuales es educador y no sólo docente: a) Es un hombre de contenidos. Tiene en su corazón una propuesta educativa. Sabe lo que quiere y a dónde va. 44
b) Es un hombre de contacto. Consigue fácilmente una comunicación empática con el alumno. Este se siente atraído por su maestro. 44
c) Es un hombre de procesos. Sabe de caminos. Descubre engranajes. Sabe dar los pasos oportunos. Hace caminos donde no los hay. Es tan valiosa la tarea del maestro que el Concilio Vaticano II la alaba con estas palabras: 44
Es preciso preguntarse por la misión del maestro. No es una misión que trate solamente de una mera transmisión de conocimientos, sino que supone 45
El amor hacia los niños tiene que ser la actitud básica del maestro. Posibilita el crecimiento en libertad del alumno; hace posible que la acción educativa sea realmente personalizados: 45
Sólo desde el amor, es posible entender la actividad educadora del maestro como vocación y no como una simple profesión. 45
El educador que asume su profesión como verdadera vocación subordina los valores económicos a la educación: 45
El amor hace posible que el educador se preocupe por cada alumno y que no generalice. Todo educador que quiere de verdad a sus alumnos, es consciente de que 46
Como consecuencia, el educador huye de generalizaciones que ignoran a la persona en concreto, con su vida pasada y presente, con sus ilusiones, proyectos y con su capacidad de decidir libremente. El educador que ama, concede especial importancia al contacto directo y personal con cada uno de sus alumnos, 46
Este tipo de educador concede gran importancia al diálogo: en este trato individual los descubre como personas porque 46
Bella y dura es la tarea del maestro: no es fácil que cualquiera, hombre o mujer, pueda realizarla. Será capaz aquél que desde el amor a sus alumnos fecunda en ellos la libertad y la fe: 46
O. González de Cardedal, con poéticas palabras, nos acerca al mundo de la vocación del maestro: 47
Educar es difícil, pero, a la vez, resulta algo muy hermoso; esta vocación 47
Resulta difícil, por tanto, recoger en una definición la figura del maestro. Más bien hay que presentarlo como un ideal al que hay que apuntar: 47
El Papa Pío XI hace referencia al maestro con estas palabras: 47
Nuestra reflexión sobre el maestro no puede prescindir de la sociedad en la que tiene que concretizar su tarea. El cambio profundo que 47
Son varias las razones de esta importancia: 52
Hay otros motivos que han dado valor a la tarea del maestro laico como el aumento del nivel cultural y la conciencia cada vez más extendida del derecho de la persona a la educación integral: 52
Todos estos hechos parecen ser como un verdadero «signo de los tiempos» para la escuela, e impulsan a reflexionar sobre la tarea que hoy tiene el laico como testigo de la fe en la escuela. Para tratar de perfilar la identidad del laico católico en la escuela, es preciso ver primero su peculiar identidad en la Iglesia, pues de su manera de ser en ésta depende su identidad en la escuela. El laico en la Iglesia como todo cristiano, es partícipe «del oficio sacerdotal, profético y real de Cristo» 144 y su apostolado 52
Esta vocación a la santidad y al apostolado convierten la vida laical en una vocación específica dentro de la Iglesia: 52
Dado que el laico está inmerso en las condiciones ordinarias de 52
la vida familiar y social desempeñando distintas profesiones, tiene gran- 52
a aquella persona que vive su profesión como una vocación, y que, por lo tanto, se ocupa principalmente de ser un «formador del hombres», sin abandonar por ello la transmisión de conocimientos. Para poder comunicar toda clase de conocimientos en su labor docente necesita una adecuada preparación profesional: 54
Todo educador está en la obligación de transmitir unos saberes teóricos, para lo cual, 54
La preparación del maestro cristiano tiene como exigencia primordial no sólo adquirir una formación profesional, sino ir enriqueciéndola constantemente: 54
Esta formación permanente 54
A través de la transmisión de conocimientos y del testimonio personal, el educador cristiano 56
La finalidad de la educación auténtica es la del proporcionar a los alumnos una educación integral. Esta 56
Toda escuela y todo educador debe tender a 56
Los distintos proyectos educativos existentes están guiados por unas determinadas concepciones del hombre. Dentro de esta pluralidad 56
¿Qué valores tiene que comunicar el educador católico a sus alumnos para educarlos integral y cristianamente? 56
Debe practicarla en su tarea educativa, y debe impulsar en sus alumnos el valor tan importante que tiene la caridad fraterna que Jesús nos enseñó y los Apóstoles proclamaron: 58
c) Educar la conciencia El educador tratará de educar la conciencia. Cuando el educador busca la libertad en el hombre, busca también la educación de la conciencia: 58
Educar la conciencia moral es educar al hombre en la búsqueda honesta de la verdad: 58
El educador desempeñará la educación de la conciencia a la luz «leí Evangelio: 58

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz