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EL MAESTRO CRISTIANO A LA LUZ. 43 de comunicarles en cada época y cultura los valores humanos y evan­ gélicos a la luz de la figura de Jesús, se ha preocupado en cada mo­ mento de buscar los medios más idóneos para la consecución de esa finalidad. Pero eso, de acuerdo con las distintas situaciones políticas, sociales, culturales, etc., sale al encuentro del hombre por medio de su acción educativa y de su palabra. Con su acción, siempre ha querido la instrucción de niños y jóvenes buscando en ellos la síntesis entre fe y cultura. Con su palabra nos ha indicado las directrices más oportu­ nas para que la educación y los centros educativos tomen como eje a Jesús de Nazaret, origen de todos los valores humanos y evangélicos. 2. Importancia de la educación humana y cristiana en la vida del hombre «Todos los hombres de cualquier raza, condición y edad, en cuanto participantes de la persona humana, tienen el derecho inalienable a una educación» 12. A lo largo de la historia muchos hombres se han dedicado a hacer realidad este derecho fundamental de la persona humana, y, sobre todo, han puesto todo su empeño en posibilitar que se cumpla de la forma más eficaz y positiva. Es necesario para conseguir este doble propósito, que los diversos sectores de la sociedad y los poderes públicos pongan en práctica los medios más idóneos que conduzcan a lograr, que este derecho reconocido formalmente llegue a plasmarse en hechos concretos. El tema de la educación es, por sí mismo, de permanente actuali­ dad y suscita vivo interés. Constantemente surgen distintas teorías pedagógicas; cada una de ellas desea facilitar una educación con el mayor grado de eficacia. Se estudian y se proyectan nuevos métodos y medios educativos, posponiendo aquellos que se consideran menos válidos y actuales. En definitiva, se intenta crear una educación cada vez más eficaz, capaz de dar a las nuevas generaciones la posibilidad de ser felices. Si uno de los objetivos de la educación es conseguir que el hombre sea feliz, es necesario tener en cuenta, por tanto, quién es el sujeto de la educación, cuál es su realidad concreta: «Efectivamente, nunca hay que perder de vista que el sujeto de la educación es el hombre todo entero, espíritu unido al cuerpo en uni- 12. Pío XII, Mensaje Radiofónico (24 diciembre 1942): AAS 35 (1943) 9 y 24.

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