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EL MAESTRO CRISTIANO A LA LUZ. 99 La escuela católica con la colaboración de sacerdotes religiosos y laicos «constituye para el alumno un reflejo vivo de esa riqueza que le fa­ cilita una mejor asimilación de la realidad de la Iglesia» 185. «Las características propias de cada vocación deben hacer pensar a todas ellas en la gran convivencia de la mutua presencia y comple- mentación para asegurar el carácter de la escuela católica y animar a todos a la búsqueda sincera de la misión y la coordinación»186. Es importante que los laicos que trabajan en las escuelas católicas asuman las características propias del centro y participen en todos los actos litúrgicos que en ellas se celebren, así testimoniarán ante los alumnos la importancia que esa vida tiene para los creyentes: «Es sumamente positivo que, en una sociedad secularizada donde los alumnos ven a muchos laicos que se dicen católicos vivir habitual­ mente apartados de la liturgia y de los sacramentos, puedan contem­ plar la conducta de otros laicos adultos que toman seriamente esas realidades como fuente y aliento de su vivencia cristiana» 187. El maestro católico en la escuela no confesional, en muchos casos, no encuentra un campo fácil para poder educar cristianamente. En estas escuelas la presencia del laico católico es, con frecuencia, la única pre­ sencia de la Iglesia. A pesar de que esta escuela no favorece la tarea del maestro cató­ lico, ofrece «sin embargo, tres aspectos que se convierten en otras tantas inter­ pelaciones, ante las que el maestro católico tendrá ocasión para de­ mostrar el valor de su fe; espíritu democrático, pluralismo dentro de la escuela y repercusión de una sociedad en cambio. Estos tres aspectos le obligan a mantener un talante coherente con la sociedad e institución escolar y, a la vez, con su compromiso cristiano, demos­ trando que no sólo nada de lo humano puede ser ajeno al cristiano, sino que su fe potencia la recta vivencia de los aspectos señalados. En el campo de la escuela no confesional, el maestro católico debe ser el que más se esfuerce en actualizar los contenidos y métodos pe­ dagógicos referentes a la educación humana de sus alumnos. A partir de este esfuerzo... el educador cristiano dará testimonio de su fe ante los colegas y alumnos, y, a la vez, estará dispuesto a dar razón de esta misma fe con su palabra, a fin de que, respetuoso 185. El laico católico, testigo de la fe en la escuela, 1.835, n. 43. 186. Ibid., 1.835, n. 44. 187. Ibid., 1.835, n. 40.

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