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EL MAESTRO CRISTIANO A LA LUZ. 41 «invita a la Iglesia a reforzar su empeño educativo para formar per­ sonalidades fuertes capaces de resistir el relativismo debilitante y vi­ vir coherentemente a las exigencias del propio bautismo»6. La Iglesia preocupada por esta misión crea sus propias escuelas, como lugar privilegiado para la formación integral del individuo, en cuanto que ella es un centro donde se elabora y transmite una con­ cepción específica del mundo, del hombre y de la historia, pero no por ello se aísla o se despreocupa de aquellos medios que contribuyen a la educación de niños y jóvenes: «El ambiente educativo de la Iglesia no comprende solamente sus Sa­ cramentos, medios divinamente eficaces de la gracia, y sus ritos, to­ dos de manera maravillosamente educativos, ni sólo el recinto mate­ rial del templo cristiano, asimismo admirablemente educativo en el lenguaje de la liturgia y el arte, sino también la gran abundancia y variedad de escuelas, asociaciones y toda clase de instituciones dedi­ cadas a formar a la juventud en la piedad religiosa, junto con el estudio de la literatura y de las ciencias, y con la misma recreación y cultura física»7. El Concilio Vaticano II, por su parte, hace referencia a los distin­ tos medios para la educación cristiana con estas palabras: «En el cumplimiento de su función de educar, la Iglesia se preocupa de todos los medios aptos, sobre todo de los que le son propios, el primero de los cuales es la instrucción catequética... La Iglesia aprecia mucho y busca penetrar de su espíritu y dignifi­ car también los demás medios, que pertenecen al común patrimonio de la humanidad y contribuyen grandemente a cultivar las almas y a formar a los hombres, como son los medios de comunicación so­ cial, los múltiples grupos culturales y deportivos, las asociaciones de jóvenes y, sobre todo, las escuelas » 8. En el Documento La Escuela Católica queda recogido claramente el interés de la Iglesia por todos los centros escolares cuya misión es educar: «Como respuesta al pluralismo cultural, la Iglesia sostiene el princi­ pio del pluralismo escolar, es decir, la coexistencia —y en cuanto sea posible— la cooperación de las diversas instituciones escolares que permitan a los jóvenes formarse criterios de valoración fundados en 6. La Escuela Católica. Documento de la Sagrada Congregación para la Educación Católica, en Ecclesia 1977, 991, n. 12. 7. DIM 46. 8. GE 4.

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