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EL MAESTRO CRISTIANO A LA LUZ. 83 O. González de Cardedal, con poéticas palabras, nos acerca al mun­ do de la vocación del maestro: «Bella aventura corren aquéllos que creen en la obra de Dios, la más bella de sus manos: el hombre, y acceden a colaborar con él para que ese barro inicial llegue a ser espíritu, real imagen que se abre en la adoración al Padre y en amoroso servicio a sus humanos, y así la tierra germine frutos de toda especie y podamos sentir que en el mundo todo es bello» 129. Educar es difícil, pero, a la vez, resulta algo muy hermoso; esta vocación «requiere dotes especiales de alma y de corazón, una preparación di­ ligentísima y una facilidad constante para renovarse y adaptarse» 13°. Resulta difícil, por tanto, recoger en una definición la figura del maestro. Más bien hay que presentarlo como un ideal al que hay que apuntar: «El educador de hombres debe poseer una capacidad más que me­ diana de penetrar y de comprender al hombre en ciernes, al niño. Tiene necesidad de una entrega desinteresada, de una limpieza a la vez personal e impersonal. Tiene necesidad de esa nutrición pedagó­ gica que distingue en el niño lo esencial de lo accidental, la sustan­ cia de valor que hay que sacar a flote y formar, de los productos ac­ cesorios que deben ser eliminados. Debe además, con instinto educativo, poner en juego los medios apropiados para lograr que uno se abra de buen agrado y coopere fácilmente. En el educador se debe maridar una bondad comprensiva con una disciplina consecuente, la capacidad de contacto con una im­ parcialidad objetiva» 131. El Papa Pío XI hace referencia al maestro con estas palabras: «Los buenos maestros estarán previamente preparados e instruidos, cada uno en la disciplina que debe enseñar, y adornados con las cua­ lidades intelectuales y morales que su importantísimo oficio reclama, ardan en puro y divino amor a los jóvenes a ellos confiados» Nuestra reflexión sobre el maestro no puede prescindir de la socie­ dad en la que tiene que concretizar su tarea. El cambio profundo que 129. Ibid., 30. 130. GE 5. 131. T h . K am pm ann , Educación y fe, Barcelona 1963, 43. 132. DIM 55.

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