PS_NyG_1986v033n001p0037_0109

80 LUDIVINA SASTRE ROMO de hablar del maestro, de aquel que dedica su vida a estar al frente de otros «dándoles la mano para aprender a andar y seguir andando, dándoles el alma para comenzar a ser hombres con alegría en el mundo y para querer seguir siéndolo a pesar de los zarpazos violentos que la vida y la sociedad van dando a quienes se adentran en ellas» 117. Es muy importante la figura del maestro en la educación. Tanto es así, que Pío XI afirmaba: «Las buenas escuelas son fruto no tanto de las buenas legislaciones, cuanto principalmente de los buenos maestros» 118. Y R. Guardini nos dice: «La primera cosa eficaz es el ser del maestro» 119. Este ser del maestro lleva consigo tres características entitativas por las cuales es educador y no sólo docente: a) Es un hombre de contenidos. Tiene en su corazón una propuesta educativa. Sabe lo que quiere y a dónde va. b) Es un hombre de contacto . Consigue fácilmente una comunica­ ción empática con el alumno. Este se siente atraído por su maestro. c) Es un hombre de procesos. Sabe de caminos. Descubre engra­ najes. Sabe dar los pasos oportunos. Hace caminos donde no los hay. Es tan valiosa la tarea del maestro que el Concilio Vaticano II la alaba con estas palabras: «Hermosa es, por tanto y de suma importancia la vocación de todos los que, ayudando a los padres en el cumplimiento de su deber y en nombre de la comunidad humana, desempeñan la función de educar en las escuelas» 12°. 117. O. G o n z á le z de C ard ed a l, o . c ., 19. 118. DIM 55. 119. R. G u a r d in i , Las edades de la vida, en la aceptación de sí mismo, Madrid 1964, 2.a ed., 49ss. 120. GE 5.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz