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EL MAESTRO CRISTIANO A LA LUZ. 77 gradualmente una actitud pronta para asumir las responsabilidades del Bautismo. En la educación tiene presente el puesto insustituible que la doctrina católica da a las virtudes como orientación perma­ nente y profunda, que deben instaurarse gradualmente en la concien­ cia. Las virtudes teologales las asumen para sublimarlas en la cari­ dad, que viene a ser, por así decirlo, el alma que transforma al hom­ bre virtuoso en cristiano. Por tanto, el centro de la acción educativa es Cristo, modelo según el cual el cristiano debe configurar la propia vida. En esto la escuela católica se diferencia de toda otra escuela que se limita a formar al hombre, mientras que ella se propone for­ mar al cristiano y a hacer conocer a los no bautizados, por su ense­ ñanza y su testimonio, el misterio de Cristo que supera todo conoci­ miento» 109. El Concilio Vaticano II nos enseña que la escuela católica logra la doble síntesis entre fe y cultura y entre fe y vida a nivel educativo. El motivo es que por ser escuela sirve a perfección los intereses de la cultura, con aportaciones muy valiosas que tienen como origen la revelación cristiana. Y por ser católica se halla cruzada de la respuesta vital a Cristo. Dijimos antes que otra función importante de la escuela católica es la transmisión de la enseñanza religiosa: «En el desempeño de la misión específica de la Iglesia, que consiste en transm itir de modo sistemático y crítico la cultura a la luz de la fe y de educar el dinamismo de las virtudes cristianas, promoviendo así la doble síntesis entre cultura y fe, y fe y vida, la escuela católica es consciente de la importancia que tiene la enseñanza de la doctrina evangélica tal como es transmitida por la Iglesia católica» 110. La enseñanza religiosa «no se propone como fin una simple adhesión intelectual a la verdad religiosa, sino el entronque personal de todo el ser con la persona de Cristo» H1. La enseñanza religiosa está integrada en la formación integral del alumno. Es vital para el desarrollo de la persona: «Para un sistema educativo entendido como agente de liberación y humanización, como contribución social a la comprensión social, co­ mo apertura universal y realista a los problemas de la humanidad, la formación religiosa es una exigencia imprescindible ya que se fun- 109. Ibid., 47. 110. Ibid ., 49. 111. Ibid., 50.

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