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40 LUDIVINA SASTRE ROMO La misión educativa de la Iglesia se extiende aun a los no fieles: todos los hombres están llamados a la salvación, por lo cual aquélla se preocupa sin cesar de enviar evangelizadores a todos los rincones de la tierra. Es innegable que la Iglesia sigue fiel y hace suyas las palabras del Apóstol: «Ay de mí si no evangelizara» 3. Más adelante, hay otro momento en el cual la Iglesia vuelve, espe­ cialmente, y de forma extraordinaria, a exponer su palabra de guía y de ayuda. Los grandes progresos tecnológicos y científicos, el aumen­ to de los medios de comunicación social, el mayor desarrollo cultural, los cambios políticos, etc., influyen en la tarea educativa. La Iglesia, teniendo en cuenta todos los cambios citados, nos proporciona en el Documento La Declaración sobre la educación cristiana de la juventud del Concilio Vaticano II una llamada de atención a los hombres de hoy, y en particular a los padres, educadores y maestros cristianos, para que tomen conciencia de su misión y para que capten la necesidad urgente de garantizar la presencia del pensamiento cristiano en un mundo pluralista: «Debiendo atender la Santa Madre Iglesia a toda la vida del hombre, incluso la material en cuanto está unida con la vocación celeste, para cumplir el mandato recibido de su Divino Fundador, a saber, el anun­ ciar a todos los hombres el misterio de la salvación e instaurar todas las cosas en Cristo, le toca también una parte en el progreso, en la extensión de la educación»4. La Iglesia es consciente de que su misión salvadora la tiene que desarrollar adoptando sus propios medios a las distintas condiciones de los tiempos, estando atenta a las nuevas necesidades de los hom­ bres. Al encontrarse con las distintas culturas y, frente al progreso y conquistas de los hombres, la Iglesia desde la óptica de la fe, revela «al hombre de todos los tiempos el único fin trascendente que da a la vida un sentido más pleno» 5. Cada día es mayor el pluralismo cultural existente; las palabras llenas de sabiduría y consejo del Concilio Vaticano II siguen siendo actuales y eficaces. Con ellas, 3. 1 Cor 9, 16. 4. GE, proemio. 5. P ablo VI, Alocución a S. Emma. Sr. Cardenal Gabriel María Garrone, en La Escuela Católica 1977, 981.

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