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72 LUDIVINA SASTRE ROMO Al profundizar sobre la fe, nuestra intención es la de hacer ver los profundos reflejos de orden educativo que tiene «no se limitan al ámbito de la creencia, sino que se proyectan sin fronteras en el mundo universo. Doquiera haya hombres capaces de recibir la interpretación de la palabra»92. La cultura también presenta las características antropológicas antes citadas en el perfil específico de la fe. Es ante todo personal: «El hombre no llega a un nivel verdadero y plenamente humano sino por la cultura, es decir, cultivando los bienes y valores naturales. Siempre, pues, que se trate de la vida humana, naturaleza y cultura se hallan ligadas estrechísimamente» 93. «Cada día es mayor el número de hombres y mujeres, de cualquier grupo o nación, que tienen conciencia de que ellos son los autores y promotores de la cultura de su comunidad»94. Tiene la cultura también una dimensión comunitaria: la cultura, a la vez que se adquiere a través de la sociedad, sirve para mejorar la propia situación de la sociedad: «Hace más humana la vida social, tanto en la familia como en la so­ ciedad civil, mediante el progreso de las costumbres e instituciones; finalmente, a través del tiempo formula, comunica y conserva en sus obras grandes experiencias espirituales y aspiraciones, para que sir­ van de provecho a muchos; más aún, a todo el género humano»95. La pluralidad de culturas existentes tiene consecuencias de tipo educativo: exige un mínimo conocimiento de cada una de ellas, y un máximo respeto para su forma de ser, junto a una actitud de colabo­ ración constructiva. Por último, la cultura presenta un aspecto dinámico, al enfrentarse con las situaciones cambiantes del mundo en que vive: «De aquí se sigue que la cultura humana presenta necesariamente un aspecto histórico y social y que la palabra cultura asume con frecuen­ cia un sentido sociológico y etnológico»96. 92. Ibid., 12-13. 93. GS 53. 94. GS 55. 95. GS 53. 96. Ibid.

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