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4) La opción, casi unánime, en los Centros de la Iglesia de aco­ gerse a la subvención estatal en los niveles obligatorios y empeñarse en la lucha por conseguir lo mismo en los niveles no obligatorios. Con­ secuencias: diafanidad económica, posibilidad de acceso a todas las clases sociales. 5) La aceptación, en pie de igualdad, de todo el profesorado y la búsqueda de la «cualificación» más que la pertenencia al grupo. 6) El diálogo ya existente entre el estamento religioso y seglar comienza a ser fecundo al tener que asumir un mismo objetivo. 7) La aceptación, por parte del profesorado seglar, del carácter propio de los Centros de la Iglesia. 8) E l interés del profesorado por una actualización profesional. 9) El fortalecimiento de las asociaciones de padres y de éstas con los alumnos, con el consiguiente apoyo del profesorado seglar. 10) La exigencia de una enseñanza ética y religiosa con la consi­ guiente exigencia para el profesorado, sobre todo seglar, de una actitud de respeto, al menos, al Ideario Católico mientras forman parte de la comunidad educativa. 11) Una mayor estima social hacia los centros no estatales. 12) La identificación de los profesores seglares con los Centros, identificación que crece a medida que es mayor el grado de participa­ ción y de responsabilidad que se les asigna. 13) La toma de conciencia de la necesidad de movimientos aso­ ciativos que agrupen a los educadores seglares católicos. 2. Negativos a) Provenientes del Centro como conjunto 1) La falta de capacidad económica de los Centros para poder re­ tribuir suficientemente a sus profesores. 2 ) Los frecuentes relevos en la dirección de los Centros, que alte­ ran, impiden o retardan el ritmo de la participación e integración de los profesores seglares. 3) La falta de proyecto educativo en muchos Centros o de la par­ ticipación del profesorado seglar en su elaboración y revisión. EL MAESTRO CRISTIANO A LA L U Z ... 67

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