PS_NyG_1986v033n001p0037_0109

64 LUDIVINA SASTRE ROMO «Lo que la define en este sentido es su referencia a la concepción cristiana de la realidad. Jesucristo es el centro de tal concepción» 71. «En el proyecto educativo de la escuela católica Cristo es el funda­ mento: El revela y promueve el sentido nuevo de la existencia y la transforma capacitando al hombre a vivir de manera divina; es de­ cir, a pensar, querer y actuar según el Evangelio haciendo de las bienaventuranzas la norma de su vida. ...La escuela es católica porque los principios evangélicos se con­ vierten para ella en normas educativas, motivaciones interiores y al msimo tiempo metas finales» 72. «...Si la escuela católica, como todas las demás escuelas tiene por fin la comunicación crítica y sistemática de la cultura para la formación integral de la persona, persigue este fin dentro de una visión cristia­ na de la realidad "mediante la cual la cultura humana adquiere su puesto privilegiado en la vocación integral del hombre"»73. En las actuales circunstancias, con la creciente autonomía de lo temporal, es necesario que la Iglesia promueva instituciones educativas propias que ofrezcan tejido social para que la fe impregne toda la vida y la vida de todos: «El hecho de la escuela católica aparece, así en efecto, como una ne­ cesidad pastoral en el momento histórico presente. Entre otras razo­ nes, por la transcendente tarea de procurar la iluminación de la fe para el conocimiento que los jóvenes bautizados van adquiriendo del mundo, de la vida y del hombre; por las posibilidades de evangeliza- ción que ofrece no sólo para los alumnos, sino también para sus pro­ pias familias que optan por un proyecto educativo cristiano para sus hijos; por la posibilidad, asimismo, en una sociedad cada vez más tecnificada y masificada, de que la Iglesia ofrezca espacios de libertad para la promoción humana y cristiana»74. Las características más importantes de la escuela católica adaptada a las circunstancias actuales serían: «Asumir, como cualquier otra escuela debe hacerlo, la promoción y vivencia de valores estrictamente humanos, como la justicia, la liber­ tad, la verdad, el diálogo, etc.; más explícitamente, tener un proyec­ to educativo del hombre inspirado en el evangelio; crear un ambiente escolar animado por el espíritu de libertad y caridad; contar con un equipo de educadores que, en su conjunto, en las motivaciones, acti­ tudes y comportamientos, respondan explícitamente a la condición de 71. LaEscuela Católica, 993, n. 33. 72. LaEscuela Católica, 993, n. 34. 73. LaEscuela Católica, 993, n. 36;cfr. GE 57. 74. Declaración sobre la Enseñanza, 23,n. 44.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz