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56 LUDIVINA SASTRE ROMO Los pastores de almas tienen el deber de disponer lo necesario para que todos los fieles reciban educación católica». Hemos visto que el hombre, como ser limitado que es, necesita la ayuda y el apoyo de las distintas sociedades: familia, Iglesia y Es­ tado para la consecución de su desarrollo personal. Cada una de estas sociedades, dotadas de derechos y obligaciones, tienen su propio come­ tido en el proceso educativo. La labor conjunta, respetuosa y comple­ mentaria de ellas, hace posible que el educando consiga su formación personal. Creemos necesario recordar que todos los hombres necesitamos de los demás para el propio desarrollo, y todos somos necesarios. Así es­ cribe F. Marz: «La pobreza, como característica esencial decisiva del hombre, que se manifiesta del modo más evidente cuando comienza con su naci­ miento el camino de la vida, impone la necesidad de ayuda»45. Segunda p a r te EL MAESTRO CRISTIANO 1. L a escuela 1.1. La escuela en general El acceso a la cultura es un derecho fundamental dela persona para poder conseguir el grado mínimo de conocimientos necesarios, y así poder llevar una vida verdaderamente humana dentro de la so­ ciedad. Es deber de todo hombre y de todo cristiano comprometerse para lograr que a nadie le falte la oportunidad de recibir una educación suficiente para vivir con la dignidad de seres humanos. El Concilio Vaticano II nos dice a este respecto: «En nuestros días, por vez primera se ha hecho posible liberar a la mayoría de los hombres de la miseria de la ignorancia. Uno de los deberes más imperiosos de nuestra época, sobre todo para los cris­ tianos, es el de trabajar con ahínco para que, tanto en la economía como en la política, así en el campo nacional como en el internado- 48. Introducción a la Pedagogía, Salamanca 1968, 132.

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