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EL MAESTRO CRISTIANO A LA LUZ. 47 La tarea educativa, por tanto, tiene que tener presente la concep­ ción cristiana del hombre y de la educación, dado el mundo pluralista en que nos toca vivir hoy, para adecuarla plenamente con el Magisterio de la Iglesia. Según enseñó el Concilio Vaticano II, los vínculos que existen entre el mensaje de salvación y la cultura humana son múltiples, y Dios al revelarse a los hombres, «ha hablado a su pueblo según los tipos de cultura propios de cada época» 23. «La educación cristiana, por tanto, se realiza históricamente a través de la mediación de la cultura. Cuando la Iglesia no se encarna en la cultura de la época o de un pueblo, la evangelización y la educación en la fe, ni se hace universal ni produce todos sus frutos»24. «Sobre todo en los primeros años de la vida, cuando el niño no puede hacer por sí mismo la síntesis de la fe y cultura, la educación en la fe ha de e^tar necesariamente articulada con los demás sabe­ res. La cultura es de alguna manera globalizante. En sentido cristiano de la existencia a que tiene derecho todo bau­ tizado, exige la presencia de la Iglesia en el medio cultural que es la escuela, en tanto sea ésta el cauce normal básico para la transmisión de la cultura» 25. Todos los cambios que se dan en la sociedad, y la nuestra lo está experimentando de forma profunda y rápida, inciden notable y inevita­ blemente en el terreno de la enseñanza, por ser la escuela un reflejo de la vida social. En la Introducción a la Declaración sobre la Enseñanza, de la Con­ ferencia Episcopal Española, de 24 de septiembre de 1976, se hace una revisión crítica de la situación de la enseñanza en España, de los aspectos académicos, pedagógicos y administrativos, pero, sobre todo, de la concepción misma de la educación, de la figura del hombre nuevo que se quiere formar y del nuevo tipo de sociedad que se pretende construir. Las distintas soluciones que se proponen, suscitaron y susci­ tan en este momento (en todos los ciudadanos y especialmente en los cristianos), serios interrogantes: — ¿Pueden ser compartidos por todos los ciudadanos, y más en concreto por los cristianos, los distintos modelos de educación formu­ lados en función de determinadas concepciones políticas? — ¿Se respetarán a través de esos modelos educativos los derechos básicos de la persona? 23. GS 28. 24. Declaración sobre la Enseñanza, 12, n. 18. 25. Declaración sobre la Enseñanza, 13, n. 19.

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