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LA REFORMA DE LOS ESTUDIOS FILOSOFICOS. 9 cervarienses, por ejemplo, «la matriz de Salamanca»2 los claustrales optaron por la dilación; para, según resumía el fiscal madrileño, «des­ pachar con los métodos de estudios, cuando estuviesen fenecidos los de Salamanca, Alcalá y Valladolid, y sus incidencias, a fin de proceder con uniformidad, y evitar inconvenientes e inconsecuencias». Pero esa excesiva prudencia degeneraría en una larga etapa de irresolución 3. Aprobados los planes de las tres universidades mencionadas, el Con­ sejo remitió un ejemplar del salmantino a Cervera, «para que el claus­ tro pleno informase si le era acomodable, y expusiese los reparos que encontrase». Hízolo el interpelado mediante su informe del 11 de mar­ zo de 1772, en el que expuso su conformidad y discrepancias con el modelo. Cervera aceptaba, en líneas generales, la reorganización salman­ tina, sobre todo para la teología y filosofía, pero, a su vez, criticaba algunos puntos muy importantes de la misma, como el de los libros de texto. Los teólogos catalanes reprochaban a sus colegas charros la elección de la obra de Melchor Cano para explicar los «lugares» teo­ lógicos y, de la Suma de santo Tomás, para cursar el resto de la teolo­ gía, afirmando no poder adherirse a tales preferencias. Oponían con­ tra Cano ser extensísimo su tratado, demasiado arduo para principian­ tes, lleno de disputas con los herejes, de textos bíblicos y de erudición eclesiástica y profana, poco idóneo por todo ello para manual de teó­ logos de primero. Justificaban su rechazo de la Suma por ser obra del siglo X I II , y de autor que no había conocido las lenguas orientales ni la crítica moderna; deficiencias a las que se añadían las de su «ex­ tensión desmedida», el estilo poco limado y demasiado escolástico, y los muchos avatares ocurridos en la historia de la Iglesia en los si­ glos posteriores a santo Tomás, de los que su obra no podía dar cuenta. En vista de lo cual, y por no disponerse «por ahora» de unas institu­ ciones aptas para «la útil enseñanza de la teología escolástica por im­ preso, ni creyendo ser fácil que las haya, si no se trabajan a propósito», 2. Véase, p. ej., LCUC 1786-1787 (AUB L. 63: claustro del 4.II.1786). La Universidad salmantina, por su parte, tenía muy viva la conciencia de esa filiación y servidumbre. De ello quedó constancia en su plan de estudios de 1771. Volviendo sobre la actitud inhibitoria de la cervariense en esta oca­ sión, no es de creer actuara ya en su subconsciente colectivo su célebre, y tal vez cáustico, mensaje a Fernando VII del « ¡Lejos de nosotros, señor, la peligrosa novedad de discurrir!»... 3. AHNC, leg. 50896, documento rotulado: Cervera: Plan de estudios y ejercicios de oposición a cátedras.

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