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LA REFORMA DE LOS ESTUDIOS FILOSOFICOS. 29 entre los universales y los singulares no media distinción real, ni for­ mal, ni virtual, sino puramente de razón. En metafísica se inclinan a la univocidad del ser. Afirman, contra Descartes y Malebranche, la causalidad verdadera de la creatura. La esencia de la cantidad no es otra cosa que la misma materia en cuanto impenetrable. En teología natural proponen como definición de Dios la bíblica de «El que es». En pneumatologia humana o psicología defienden la infusión del alma por Dios en el momento en que los órganos del feto son aptos para ejercer las acciones vitales.En alma racional se une al cuerpo tan estrechamente que se convierte en su principio y verdadera energía «non in ratiocinando solum, verum etiam in sentiendo». Entre ella y sus tres potencias, y lo mismo entre éstas, no hay verdadera diferen­ cia. La sede de las mismas es la parte anterior del cerebro, y no la sola glándula pineal, pues el alma se conmensura con el cuerpo. Su esencia no es el pensamiento. La voluntad sigue al entendimiento como a guía. Dios no predetermina físicamente los actos libres de la creatura 30. En ética, definen lo honesto como lo conforme a la voluntad divina. Esta nos es manifestada por el dictamen de la razón o conciencia, que es por ello la norma próxima de moralidad. La voluntad de Dios es, en consecuencia, la norma última o regla primera. A la física se concede en el tesario una extensión desmedida, si se la compara con la que ocupan las otras disciplinas filosóficas. Divíde­ sela en dos partes, física general o cosmología, y física especial, a la que se añade la astronomía. En la física general afirman, contra Leib- niz, no ser este mundo el mejor de los posibles; conceden a Platón la realidad de un orden admirable; rechazan el caos de los atomistas, no tanto por irreligioso cuanto por juzgarlo inconciliable con las cosas; 30. lbid. Véanse algunos asertos: sobre su eclecticismo: «Nos autem, quod ab omni partium studio decet esse alienissimos, cui tamquam ad sa- xum adhereamus, Philosophum habemus neminem; sed Sapientissimos quos- que ita audimus, ut ñeque id dumtaxat, quod libitina, et longaeva sacrarum témpora comprobare, nec quaecumque nova ex alicuius cerebro prodierint, sine delectu recipere videamur». Sobre los universales: «Universale a singu- laribus sola ratione distinguitur: nam inter praedicata metaphysica eiusdem individui creati, imo et Dei philosophice sumpti, nec distinctio realis, ut aiunt, absoluta, nec formalis ex natura reí, nec virtualis maxima, aut míni­ ma nobis agnoscitur». Sobre psicología: «Anima rationalis stricte adeo cor- poris unita, et copulata est, ut non in ratiocinando solum, verum etiam in sentiendo, vera corporis energía sit, verumque principium» (n. 118 del te­ sario).

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