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LA REFORMA DE LOS ESTUDIOS FILOSOFICOS. 23 naciones en los maestros y, por su medio y doctrinas, en los discípu­ los» 22. Aunque el director, en su carta a Roda, pensaba, ante todo, en los simpatizantes de la escuela jesuítica, sus palabras podían ser válidas a escala nacional y sin limitación de siglas, u obediencias religiosas. La mayoría del profesorado estaba imbuido de espíritu partidista, aun­ que en la mirilla del gobierno fueran reos de tal achaque y por anto­ nomasia los pretendidos herederos ideológicos de la Compañía. El lava­ do de cerebro que postulaba Nava hubiera sido empresa de alcance general, tal como lo había entrevisto Olavide a comienzos de la refor­ ma universitaria y como lo denunciaba una y otra vez Campomanes al fiscalizar los planes de estudio autóctonos. Los formados en la es­ cuela perseguida continuaron recordando a sus hostigadores de claustro que también pesaba sobre ellos la prohibición de usar la propia deno­ minación. Si por decreto no era fácil .obtener el fin deseado, no sólo en cuanto a la sustancia, sino ni siquiera en cuanto a la epidermis del problema, ¿podrían arbitrarse otros remedios? Entre los de índole prác­ tica e igualitaria, encaminados por el gobierno a lograr a la vez una nueva mentalidad académica, la superación de escuelas y partidos ideo­ lógicos, la europeización, el afianzamiento de la ciencia moderna en la universidad, y la uniformidad en la formación universitaria básica des­ tacó la imposición de un texto filosófico idéntico para todos. Mas, ¿en qué situación se encontraba en Cervera la filosofía en el decenio 1770-1780? "Philosophia Cervariensis” , bajo Carlos III Creemos que ayudará a matizar la respuesta, si no a despejar por completo la pregunta, el análisis de tres hechos ocurridos allí en aquella década: la lucha entre las facultades o conato para emancipar la de artes, el eclecticismo oficial y las «Conclusiones borbónicas». Los tres giran en torno, principalmente, de la extraña personalidad del catedrá­ tico José Prat y de Argerich, antiguo alumno de los jesuitas, poeta (o versificador) latino, profesor ecléctico de filosofía, comerciante, labra­ dor y objeto por todo ello de viva polémica intrauniversitaria23. 22. AHSGJ, leg. 941 citado (carta del 3.X.1779). 23. Natural de Biosca. En 1783 contaba con diecinueve años de estudios mayores en teología escolástica y moral de casos; se bachilleró, «con todos los honores», en filosofía en 1769; se licenció y doctoró en teología en 1773. Diez años más tarde era sustituto de una cátedra de filosofía, que antes ha­ bía regentado durante cuatro años. (Cf. AHSGJ, leg. 941). Repetidas veces aparece como blanco de las invectivas del partido exterminador de las reli*

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