PS_NyG_1985v032n002p0269_0289

EL CRISTIANO AL SERVICIO DE LA UNIDAD 271 cer de forma propia: servir a la unidad de la comunidad cristiana, ejer­ ciendo su presidencia y celebrando aquel «sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual en el cual se come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera»3. En este supuesto la función de servicio a la unidad es desempeñada por el obispo en primer lugar, a quien corresponde reu­ nir y mantener unida la porción del pueblo de Dios que es la diócesis, como acepción de iglesia local; y después a los presbíteros, coopera­ dores del obispo y visibilización y extensión de su propia función de unidad4. Una función ue alcanza a expresarse, según lo dicho, de for­ ma privilegiada en la celebración eucarística. Se entiende de esta manera la firmación del Concilio de que los fieles deben «estar unidos a su obispo como la Iglesia lo está respecto de Cristo y como Cristo mismo lo está con el Padre, para que todas las cosas se armonicen en la unidad y crezcan para la gloria de Dios» 5. No puede extrañar, por tanto, que el Concilio recomiende a los pres­ bíteros ver en su propio ministerio de la caridad pastoral «el vínculo de perfección sacerdotal que reduce a unidad su vida y su actividad», caridad pastoral, que «fluye sobre todo del sacrificio eucarístico» 6, que ellos deben celebrar a diario, según recomendación encarecida del Con­ cilio 1. No vamos a extendernos aquí en la relación que los ministros or­ denados para el ejercicio del sacerdocio guardan con la unidad de la comunidad cristiana, ámbito de salvación en el cual el propio minis­ terio sirve a la fraternidad de los creyentes. Si nos hemos detenido en ello, lo hemos hecho con el propósito de contraponer esta relación par­ ticular de los presbíteros unidos asuobispo con launidad de laIglesia a aquella otra que dicen loslaicos a dicha unidad, y queentiendo es distinta con toda claridad para el Concilio. Una diferencia que se jus­ tifica teológicamente por la relación que el ministerio sacerdotal dice a la normatividad de la fe y a su celebración y cuidado pastoral in Chris- 3. C oncilio V aticano I I , Constitución sobre la sagrada liturgia «Sacro - sanctum Concilium » (= SC), n. 47. 4. Id., Decreto sobre el ministerio pastoral de los obispos «Christus Do - minus» ( = CD), n. 11; Decreto sobre el ministerio y vida de los presbíteros «Presbiterorum ordinis» (= PO), n. 5 a; cf. LG, n. 28 a-b. 5. LG, n. 27 c. 6. PO, n. 14 b. 7. Ibid., n. 13 ( enixe ).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz