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EL CRISTIANO AL SERVICIO DE LA UNIDAD 287 inevitables consecuencias desestabilizadoras. Este es el camino de to­ dos los imperialismos económicos, que también terminan por ser mi­ litares. Los hombres de nuestro tiempo ya no pueden sufrir tales agre­ siones a la dignidad humana y a la dignidad de los pueblos. El pro­ greso tecnológico alcanzado está llamado a aliviar esclavitudes y mise­ rias de otro tiempo, no a subyugar al hombre. ¿Quién puede ignorar que la lucha de las superpotencias por la van­ guardia tecnológica no persigue sólo mantener el modelo de sociedad, sino la expansión económica que han generado sus sistemas producti­ vos? Por mantener esta presencia económica que crea relaciones de dependencia de difícil solución, los pueblos poderosos no dudan en acrecentar los arsenales de armas poniendo en peligro la paz mundial. De aquí que no baste sólo recurrir a un pacifismo antiarmamentista o a ciertas actitudes de ensoñación naturalista, fáciles de instrumenta- lizar políticamente, aun cuando dichas actitudes seacompañen de decla­ raciones de buenas intenciones. Urge cambiar elordeneconómico mun­ dial y un cambio así sale de un cambio de las mentalidades, porque ha de salir del cambio de espíritu de los hombres. 2. La paz, obra de la verdad La paz es asimismo obra de la verdad. Sólo la verdad puede ha­ cernos libres (Jn 8, 32); y el cristiano ha hecho en el bautismo una renuncia explícita al padre de la mentira, príncipe de este mundo (Jn 3, 44). El servicio al Evangelio exige combatir por la verdad como me­ dio de establecer la paz entre los hombres. Nunca como hoy han acu­ mulado los humanos mayor información sobre las cosas y los aconte­ cimientos; y, sin embargo, también hoy la información se ha vuelto contra el hombre. Es manipulada y utilizada para la creación de aquella opinión pública que los poderes sociales, económicos y políticos nece­ sitan alimentar, revistiéndola incluso de exigencias de la cultura de la libertad. La información se ha convertido en un factor de gregarismo y de deformación mental y moral del hombre. Sobre lo dicho por el II Concilio Vaticano cabe añadir un motivo más para reflexión del cris­ tiano: la utilización de los adelantos de la ciencia informática —cien­ cia de un porvenir sospechado con preocupación y conciencia de su ambigüedad— con voluntad de controlar el pensamiento y la voluntad del hombre.

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