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TRADICION PRE-REDACCIONAL DEL PADRENUESTRO 247 ( = rec. pal.) conocen la — no inicial— invocación «¡Padrenuestro!», empleada dos veces asimismo en la segunda de las bendiciones ( = Aha- bah»), que preceden a la recitación del «Shemá» 46. Por lo demás, en el « Qaddish» u oración que introducía prácticamente aquel culto matu­ tino, la comunidad judaica ruega que «sean recibidas las plegarias y sú­ plicas de todo Israel delante de su Padre, que está en los cielos» 47, in­ vocación empleada también cuatro veces en una antigua oración de la liturgia sinagogal ( = lunes y jueves), antes de guardar el rollo de la Torah48. Esta es, pues, «una expresión judía, que aparece en muchas oraciones» 49, una «muy familiar rabbínica designación de Dios» 50, una invocación «genuinamente judía» 51, siendo la invocación cristiana «re­ sultado natural de una repetición cotidiana... de la oración» judaica52. Si ambas comunidades asistían juntas al culto, era por ligarles la fe en el único Dios. Esa común fe en el mismo Dios formula, ante todo, la idéntica invocación: «Padre nuestro, que estás en los cielos». Es evi­ dente, por otra parte, que en labios cristianos el vocablo «Padre» no traduce sólo la paternidad adoptiva de Dios en relación con Israel, su rey y el justo israelita53, sino también, y sobre todo, aquella paterni­ dad divina propia de Quien, mediante la fe en su Palabra y el bautis­ mo (Cf. Jn 3, 5. 6b. 8), los engendró (Cf. 1 Jn 3, 9; 4, 7; 5, 1. 4. 18; 1 Pe 1, 23; Sant 1, 18) a la filiación nueva y real — ¡no meramente 46. I. E lbogen , Der jüdische Gottedienst, Frankfurt 31931, 25; J. J eremías , Abba, 28s. Idéntica invocación («Padre nuestro») usa la «Letanía del Año' Nuevo » (Tb Taan. 25b), que se remonta «en su forma simple al menos al S. I d.C.»: H. K osmala , Hebraer-Essener-Christen (Studia post-bíblica, 1), Leidon 1959, 191, n. 3; J. J eremías , Abba, 29. 47. Cf. R. Aron, L os años oscuros de Jesús (trad. españ.), Madrid 1963, 268. 270. 48. Seder Rab. Amram Gaon (ed. Frumjin), Jerusalén 1912, 158 (debe­ mos esta cita a J. K lau sner, o . c ., 387). 49. J. K lau sner, o . c ., 387. Así también R. Aron, o . c ., 194. 269. ¡No todas ellas, es cierto, datan del S. I d .C .!, ¡y ninguna oración judaica comienza con esa invocación!: Cf. W. Marchel, o . c ., 93. 50. C. G. M ontefiore , The Synoptic Gospels, II, London 21927, 101; Cf. I d ., Rabbinic Literature and Gospel Teachings, Cambridge 1930, 125-29. Hay que añadir, sin embargo, que esa «designaciónde Dios», no es tan «fami­ liar» en la literatura rabbínica del S. I: Cf. supra, n. 10. 51. S ch . B en C horim , Bruder Jesús. Der Nazarener in jüdischer Sicht, München 1967, 113; Cf. ya J. L ightfoot , Horae hebraicae et talmudichae, II. Oxford 1859, 149. 52. L. B ouyer , Eucaristía, Barcelona 1968, 78. 53. Cf. M. J. L agrange , La paternité de Dieu dans VAnden Testament, en: RB 5 (1908) 481-99; G. Q uell , art. Pater, en: ThWNT, V, 971-74.

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