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244 SANTOS SABUGAL tas son, más bien, deudores de sus respectivas e independientes tradi­ ciones cristianas 42: 1) Judeo-cristiana una, probablemente compuesta en arameo, más amplia tanto en la invocación como en las súplicas de alabanza, asumi­ da luego por el Evangelista Mateo y redactada por él con bastante fi­ delidad; 2) Helenístico-cristiana la otra, probablemente compuesta en grie­ go — como lo refleja la traducción helena de la invocación inicial («Ab- bá, ho patér»: Me 14, 36; Gál 4, 6; Rm 8, 15)— , más breve en la invocación y en las súplicas de alabanzas, asumida esta tradición y li- teradiamente re-elaborada por Lucas, mediante: a) la supresión de la invocación aramea «Abbá» y de la súplica por la «liberación del ma­ ligno»; b) el cambio del imperativo «dá» por el presente, del adverbio «hoy» por la expresión «cada día» (Le 11, 3), del sustantivo semítico «deudas» por el helenístico «pecados» (Le 11, 4a), de la comparación «com o» por la partícula «pues», del perfecto «hemos perdonado» por el presente «perdonamos», y del sustantivo pl. «deudores» por el par- thaus, Regensburg 51965, 1?? (trad, españ., Barcelona 1967, 180); P. H offmann , o. c., 39s; S. S chulz , o. c., 84-86; y otros. 40. Opinión sostenida por quienes defienden la mayor fidelidad de Le a Q, dada la brevedad de su forma textual: A. Loisy, Les Evangiles Synop- íiques, I, Ceffonds 1907, 599s; K. G. Kuhn, o. c ., 39; J. Alonso Díaz, art. cit., 70-75; J. Schmid, Das Ev. nach Matthaus , 122s (trad, españ., 180); J. Jeremías, Das Vater-Unser, 11-15 (= Abba, 157*60); Id., Teología NT, 228-31. Una crítica de esta opinión ofrece J. Carmignac, o . c ., 21-23. 41. Es la opinión de quienes defienden la mayor fidelidad de Mt a Q, dados: a) el aspecto semítico del texto mateano, b) la tendencia lucana a la abreviación, y sobre todo, c) la polémica de Mt contra «la palabrería» de los paganos (Mt 6, 7-8), lo que contradeciría su presunta ampliación de texto de Q. Así ya varios autores antiguos y modernos (Cf. J. Carmignac, o. c., 23 - 25 ), opinión decididamente defendida por J. Carmignac (o. c ., 35 s ) y otros autores. 42. Así con: H. Bussmann, o . c ., 67; E. Lohmeyer, o . c ., 17. 208-210; J. de Fraine, Oraison Dominicale, en: DBS, VI (Paris 1960) 788-800: 792. H. van den Bussche, o . c ., 19-21; W. Grundmann, Lukas, 229; Ch. M . Laymon, The Lord’s Prayer in its biblical setting, Nashiville-New Y ork 1968, 66s; y otros autores: Cf. J. Carmignac, o . c ., 26; ib., 63-102; E. von Severus, art. cit. (supra, n. 9), 1174-88; O. M ichel, art. cit. (supra, n. 9), 15-18; M . Cordero, Teología de la Biblia, III, Madrid 1972, 268-69. 274. 81; S. Cipriani, La Preghiera nel Nuovo Testamento, M ilano 1972,^ ???; P. Beauchamp, art. Oración, en: VTZ (trad, es­ pañ .), Barcelona 61973, 611-18: 616ss; G. P. W ile s, P au ls intercessory Prayers (SocNTSt MS, 24), Cambridge 1974; C. C. M archeselli, La preghiera in S. Paolo, Napoli 1975.

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