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TRADICION PRE-REDACCIONAL DEL PADRENUESTRO 243 6, 13; 13, 19. 38), reflejan también ese significado la literatura pauli na y joannea 35, haciéndose eco ambas de «la liberación del maligno» 36; por lo demás, ninguno de los vocablos y construcciones literarias de esa petición caracterizan el vocabulario y estilo mateano37. Es, pues, probable, que el Evangelista la haya recibido de su tradición judeo- cristiana, existiendo asimismo, como parece reflejarlo el testimonio pau lino, en la tradición helenístico-cristiana, omitida con buenas razones por Lucas 38. Si los precedentes análisis son objetivos, al nivel de la tradición pre-redaccional el Padrenuestro fue trasmitido como parte integrante y esencial de la catequesis sobre la oración para los neófitos, quienes, tras haber sido bautizados, eran exhortados a rezarla («proseúchesthe») como una oración, que desde aquel momento les caracterizaría, distin guiéndoles de cualquier otro grupo religioso. Por lo demás, esa tradi ción no se identifica con la común fuente literaria (Q) de Mateo y Lu cas 39, ampliada por aquél40 o abreviada por éste41. Ambos Evangelis- 35. Cf. Ef 6, 16; 2 Tes 3, 3; 2 Tim 4, 18 (Cf. 4, 17); Col 1, 13; Jn 17 15; 1 Jn 2, 3. 14; 3, 12; 5,18. 19. 36. Si Jesús ruega por sus discíulos al Padre, que los«preserve del ma ligno» (Jn 17, 15), los ñeles de Tesalónica son exhortados por Pabloa orar «por nosotros (2 Tes 3, 1)..., para que seamos libres de ( rysthomen apó) hombres perversos y malignos» (3, 2), pues «fiel es el Señor, quien... os guardará del (apó) maligno» (3, 3); y a su discípulo Timoteo asegura el Apóstol, que Quien le libroó «de la boca del león» (2 Tim 4, 17b), le «libra rá de ( rysetai apó) toda obra mala» (4, 18a), e. d., de toda obra del «ma ligno» (Cf. 4, 17b). Las resonancias de la petición mateana en esos textos son innegables: Cf. G. Dalman, o . c ., 359; C. Spicq, Les Epitres Pastorales, París 31947, 396; E. Lohmeyer, o . c ., 147. 151. 160; J. Carm ignac, o. c ., 363-64. 368. 37. El advers. allá (estadística: Mt 37x + Me 33x + Le 35x), el verbo ryomai (estadística: Mt 2x + Me Ox + Le lx), la construcción ryomai apó ; Mt 6, 13; Rm 15, 31; 2 Tes 3, 2. 3; 2 Tim 4, 18. Es cierto que la estadística del uso de ho poneros (Mt 4x, Me Ox> Le Ox) refleja una preferencia ma teana por esa designación de Satanás (Mt 5, 37; 6, 13; 13, 19. 38), no igno rada por Pablo y por la literatura joannea (Cf. supra, n. 35); que la desig nación «el maligno» (Mt 6, 13b), tras mencionar la tentación (Mt 6, 13a), no es creación literaria de Mateo lo refleja el vocablo (= «el tentador») usado por el Evangelista (4, 3), para designar al autor de la tentación de Jesús (4, 1). Todo esto muestra que, en la redacción de esa súplica, Mateo es deu dor de la tradición cristiana-palestinense. Así en H . G reeven, o . c ., 95. 38. Las abreviaciones y omisiones de sus fuentes son características del estilo lucano: Cf. M. J. Lagrange, Luc, p. LVs; J. Cadbury, o. c ., 79-83. 39. C ontra la op in ión m ás generalizad a en tre los autores: A. von H ar - nack , o. c., 48; J. A lonso D íaz , art. cit., 66s; J. S chmid , Das Ev. nach Mat-
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