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DE LA ANAFORA DE LA «TRADICION APOSTOLICA» 227 ante todo, fue dar gracias, bendecir al Padre, ante la muerte prevista corno próxima. La exégesis y la teología actual ponen de relieve la actitud de en­ trega o diaconia de Jesús en la ùltima cena. La II Plegaria, aunque menos reiterada que en Hipólito en las palabras, confiere a esta en­ trega una densidad sacrificial muy grande y sin mayores complicaciones. a) «El, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz». ¿Qué significa «extendió sus brazos en la cruz? Literalmente en Hipólito «extendió sus manos mientras sufría». Sin duda hay aquí una alusión a Is 65, 2: «extendí mis manos todo el día hacia un pueblo rebelde». Desde muy antiguo ha sido interpretado este texto como una profecía de la crucifixión 123. b) «El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntaria­ mente aceptada». Estamos ya en la dimensión vertical. Cristo se en­ trega a la voluntad del Padre hasta las últimas consecuencias. Se ofrece a sí mismo a la muerte prevista como próxima. c) Pero de manera especial la entrega se expresa en la oblación de sí mismo que Jesús hace a sus discípulos bajo el signo del alimento, los dones del pan y del vino. «Jesús, dice Gesteira, citando a J. Betz, nos aclara por medio de los dones su existencia sacrificial, su proce­ dencia del Padre y su entrega absoluta a él». A través de este gesto (acción profètica que condensa y sintetiza toda la entrega y la obla­ ción de su vida y de su muerte) Jesús no sólo simboliza y hace pre­ sente su entrega y donación personal, sino que además «introduce a los comulgantes en su entrega sacrificial al Padre» 124. Como síntesis de este tema, largo en la historia de la Iglesia, y como reflejo de la situación actual en la teología, «la dimensión sacri­ ficial de la eucaristía habrá que entenderla, por tanto, desde la ver­ tiente de Cristo como sumo y eterno sacerdote que se ofrece a sí mis­ mo y nos ofrece con él (lo cual acaece en cuanto resucitado) y como persona activa, actuante, más que desde la categoría de Cristo como 123. Una última vez citamos a Dom Botte: El texto de Isaías, dice, es repetido en Rom 10, 21, en la Epístola de Bernabé, y en el Diálogo con Tri­ fòri de san Justino, y por el mismo Jesús en la predicción de la muerte de Pedro, Jn 21, 18 (B. B otte , Las nuevas anáforas, 20). 124. M. G e s te ir a , o . c ., 276.

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