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DE LA ANAFORA DE LA «TRADICION APOSTOLICA» 143 Es de sobra sabido que la anáfora o plegaria eucarística de la Tra­ dición Apostólica es el primer texto escrito que se conoce. Por la Di - dajé, o doctrina de los doce apóstoles, que puede ser contemporánea e incluso anterior a algún libro neotestamentario, conocemos ciertos núcleos de oraciones más o menos sacramentales. Igualmente san Jus­ tino, que escribe su Apología I hacia el año 150 , nos describe los ri­ tos eucarísticos fundamentales, en un esquema que repiten las liturgias posteriores. Al encontrar ahora el primer texto escrito de la eucaristía, convie­ ne hacerse una idea, lo más aproximada posible, de la clase de tradi­ ción que nos transmite. No es, por de pronto, una tradición literal. Hipólito, dentro de su apego a la tradición, a la que apela en el pró­ logo con palabras sumamente severas, establece luego el célebre prin­ cipio de la libre inspiración, que, a lo que parece, ha subsistido hasta entonces con toda naturalidad: «De ningún modo es necesario que el obispo pronuncie las mis­ mas palabras que hemos dicho anteriormente, como si tuviera que dar gracias a Dios de memoria. Cada uno ore según sus fuer­ zas» 21. Hay que detenerse aquí y dejarse sorprender. ¿Cómo se puede apelar a la tradición con semejante principio? Todas las liturgias orien­ tales posteriores, con sus anáforas fijas, y la liturgia romana, con su canon inamovible durante quince siglos, acreditan una práctica total­ mente contraria. Hipólito, un conservador a ultranza de principios del siglo I I I, propugna a primera vista una libertad litúrgica que han de­ mandado inútilmente para sí, y siguen demandando, los liturgistas más avanzados22. Pero Hipólito no podía ofrecernos un formulario recibido de los apóstoles. Sencillamente no lo había. Ni siquiera en los relatos neo- testamentarios de la institución eucarística existe uniformidad. No lo hay ni en las palabras consecratorias. Por eso, el principio de la libre 21. La Tr. Api. 9. La traducción árabe ha suprimido el «no». Cf. nota de dom Botte. 22. Cf. J. A . J u n g m a n n , o. c., 58: la libre creación un derecho todavía vi­ gente en la España del s. VII. Sobre las experiencias contemporáneas cf. el juicio severo de J. Von A llmen en El culto cristiano, su esencia y su reali­ zación, Salamanca 1968, 107: «las oraciones de abundancia son un testimo­ nio de orgullo pastoral y de pretensiones clericales».

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