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DE LA ANAFORA DE LA «TRADICION APOSTOLICA» El cual, cuando se entregaba a la pasión voluntaria, para levantar a los que estaban caídos, recuperar a los que se habían perdido, para vivificar a los muertos, para destruir la muerte y romper lascadenas del diablo, para cumplir el pensamiento delPadre, para aplastar a los infiernos, y abrir el camino de la vida y llevar a los justos a la luz, para fijar el término, iluminar las tinieblas, encaminar a los fieles y manifestar la resurrección, tomando pan, lo dio a sus discípulos, diciendo: Tomad y comed. Esto es mi cuerpo, partido por vosotros para la remisión de los pecados. Cuando hagáis esto, hacéis mi resurrección. De igual modo el cáliz del vino, que mezcló, se lo dio en figura de la sangre, derramada por nosotros. Por eso, al recordar tu muerte y resurrección, te ofrecemos el pan y el cáliz y te damos gracias a ti que eres el solo Dios para siempre y Salvador nuestro, por habernos hecho dignos de estar ante ti y ejercer el sacerdocio. Por eso, nosotros, tus siervos, te damos gracias a ti, Señor. Igualmente lo dice el pueblo. Después (el obispo) diga: Te ofrecemos esta acción de gracias, eterna Trinidad, Señor Jesucristo, Señor Padre, ante quien tiembla toda criatura, replegándose sobre sí misma, envía, Señor, al Espíritu Santo sobre esta comida y esta santa bebida tuya; haz que no sea para nosotros motivo de juicio ni de ignominia ni de perdición, sino de salud y de fuerza para nuestro espíritu.

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