PS_NyG_1985v032n002p0135_0231
ARSENIO GUTIERREZ DE RUCANDIO Porque tú eres la fuerza de los justos, la esperanza de los que padecen persecución, puerto de los náufragos, iluminador de los perfectos, Hijo de Dios vivo. Haz surgir sobre nosotros, de aquel don inexcrutable, la magnanimidad, la confidencia, la sabiduría, la constancia, la fe indeclinable, la esperanza incansable, la ciencia de tu Espíritu, la humildad, la rectitud, para que nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo te alabemos siempre puramente, te confesemos, Señor, en todo tiempo y te supliquemos. Luego dice el obispo: Tú, Señor, fundador de los (seres) excelsos, Tú, rey de los lúcidos tesoros, Tú, inspector de la Sion celestial, rey de los órdenes arcangélicos, de las dominaciones, de los laudes, de los tronos, de los indumentos, de las luces, de las alegrías y de las delicias. Padre de reyes, que tienes todas las cosas en tu mano y las gobiernas por tu consejo, por tu Hijo Unigénito, que fue crucificado por nuestros pecados. Tú, Señor, enviaste al seno virginal a tu Verbo, al Hijo de tu mente, al Hijo de tu existencia. Por el cual, habiéndote complacido en él, hiciste todas las cosas. Quien fue concebido y se encarnó, y apareció como Hijo tuyo, nacido del Espíritu Santo y de la Virgen. Quien, para cumplir tu voluntad y adquirir un pueblo santo, extendió sus brazos al sufrimiento para librar del sufrimiento y de la muerte a los que en ti confían.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz