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162 ARSENIO GUTIERREZ DE RUCANDIO tal. Es un momento histórico decisivo para la evolución y fijación de los textos. Por otra parte su estudio nos ofrece la oportunidad de cotejarlas con una de las familias litúrgicas más importantes, como es la de Antioquía. 1. Familia litúrgica de la anáfora del «Testamento del Señor » Lo primero que debemos preguntarnos es qué tipo de liturgia representa esta anáfora. Está claro que en cuanto reproduce el texto de la Tradición Apostólica, no pertenece a ninguna familia, puesto que a principios del siglo III aún no se han consolidado ni definido las diversas liturgias. Sin embargo, en cuanto a lo que tiene de propio, el hecho de haberse conservado el Testamento en Antioquía es una invitación a preguntarnos qué relación tiene con la Siria Occidental. Es precisamente aquí donde, en el siglo IV y V, se han desarrollado las anáforas que se consideran más perfectas por su estructura y con­ tenido. El tipo antioqueno se ramifica en este tiempo por toda la región oriental, dando lugar a una gran variedad y riqueza de anáforas. Estas son difíciles de clasificar con unos rasgos demasiado coincidentes. Las más representativas son la anáfora antioquena de los doce Apóstoles, la de Santiago de Jerusalén, y las de san Juan Crisostomo y de san Basilio67. La del Testamento del Señor, junto con la de las Constituciones Apostólicas, l. VIII, hay que colocarlas antes, y no después, de con­ solidarse estos textos más representativos68. A grandes rasgos las carac­ terísticas son las siguientes: Glorificación de Dios uno y trino, creador del universo, antes y después del Sanctus . Unas veces esta oración se hace con pocas pala­ bras, y otras se extiende largamente, cantando la historia de la salva­ ción, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. En los textos 67. C f. en J. M. S ánchez C aro , Eucaristía e Historia de la Salvación. Es­ tudio sobre la plegaria eucarística oriental , Madrid 1983, 168 y ss. la gran variedad de estudios y discusiones, con abundante bibliografía, a que han dado lugar estas anáforas. 68. De hecho A. Raes, en la Prex Eucharistica, o. c., 82 y 219 deja fuera del tipo antioqueno a las Constituciones Apostólicas, 1. VIII, que son, como se sabe, de origen sirio y de finales del siglo IV, y coloca la del Testamento entre las de «tipo antioqueno» —no «siro-antioqueno»— entre los «comen­ tarios» del siglo IV y V.

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