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DE LA ANAFORA DE LA «TRADICION APOSTOLICA» 159 pletarse y desarrollarse otros aspectos. El mérito es haber dicho nada más que «lo esencial de la tradición» 61. 6. Anáfora Anáfora es, como se sabe, la palabra griega con que los orientales han designado, desde antiguo, la parte central de la eucaristía, lo que nosotros llamamos ahora «plegaria eucarística», y que en la Iglesia latina se expresó con el término, poco afortunado, de «canon». En este instante de la acción eucarística es cuando cobra todo su sentido. Anáfora quiere decir ofrenda, con su pequeño matiz oriental de poner sobre el altar. Todo esto que hemos dicho, lo que él realizó y nos mandó que realizáramos, lo colocamos sobre el altar «y te lo ofrece­ mos». Se conjugan aquí, próximos entre sí, tres verbos muy densos, que quedarán consagrados para siempre en la liturgia: «memores» «offerre», «gradas agere», memorial, sacrificio, eucaristía62. 7. La acción del Espíritu Santo «Y te suplicamos que envíes tu Espíritu Santo sobre la oblación de la santa Iglesia». 61. Para un estudio más detenido del tema «memorial» ver L. M aldon a- do, o. c., cap. 38: «La anámnesis y el kerigma»; L. B o u y er, o . c ., cap. V: «Las berakoth y la institución de la eucarístia; sentido del «memorial»; J. M. S á n ch ez C aro, o . c ., 34 y ss. y en relación con Hipólito p. 84. Una mayor pro- fundización en el tema en relacin con la Escritura exigiría una amplia bi­ bliografía. H. Schürmann aborda el tema bajo la forma de Supervivencia de la causa de Jesús en la comida pospascual del Señor. Después de recoger en un «anexo» la reacción de la crítica, hace una síntesis de su pensamien­ to: «La salvación escatológica que irrumpe en su muerte por los pecadores es, en último término, "la causa de Jesús" que se expresó de manera sim­ bólica en la última Cena, que adquirió una nueva tematización en la pos- pascual comida primitiva y que continúa viviendo también en nuestras ce­ lebraciones eucarísticas eclesiales» (O. c., 103). 62. Curiosamente son dos autores protestantes los que han puesto de relieve el carácter sacrificial de la anáfora de Hipólito: M. T hurian , La eu­ caristía memorial del Señor y sacrificio de acción de gracias y de interce­ sión, Salamanca 1965. Y J. de W atterville , Le sacrifice dans les textes eucha- risques des premieres siécles, Neuchâtel 1966. En cuanto a la concepción de la eucaristía como sacrificio basta fijarse en la simple traducción de una obra, que se hizo clásica: J. A. J ungmannt , Missarum Solemnia. Eine gene­ tische Erklärung der romanischen Messe. La versión española dice simple­ mente: El Sacrificio de la Misa. Tratado histórico litúrgico.

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