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¿QUE SIGNIFICA EVANGELIZAR AL PUEBLO? 33 Su programa queda patente en el discurso de la sinagoga de Na- zaret: «El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva» (Le 4, 18); en la respuesta al Bautista que pide una señal distintiva y que no será otra que «se anuncia a los pobres la Buena Nueva» (Mt 11, 5); en la exclusión de los ricos: « ¡Ay de ustedes los ricos porque ya han recibido su con- suelo \ » (Le 6, 24), «es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que el rico entre en el Reino de Dios» (Le 18, 25); y en la descripción gráfica del juicio sobre la historia humana: «Cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron» (Mt 25, 40). El estilo de vida de Jesús corrobora su predicación. El camina en medio del pueblo humilde, se mezcla con los pobres, los enfermos, los publícanos, los pecadores. Sus milagros son siempre en favor de esta gente, y llega a comer con ellos, lo que significa una total solida ridad con la plebe: « Este acoge a los pecadores y come con ellos» (Le 15, 2), comentan escandalizados los fariseos. Esta opción por el pueblo, por los desclasados, lo llevará a la muerte de cruz. Su condena sólo se comprende en esta perspectiva, con lo que hace suya la causa de todos los crucificados de este mundo 12. Por tanto podemos concluir que el pueblo al que se dirige la bue na nueva no es el «Laós» en cuanto tal, sino el «Ojlos», como indi camos más arriba. Veamos ahora la función de la Iglesia. C) La Iglesia y el pueblo La primera reacción espontánea de los cristianos después de Pascua es constituirse en pueblo pobre, tal como entendieron a Jesucristo: «Vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre to dos, según la necesidad de cada uno» (Hech 2, 45); «nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era común entre ellos» (Hech 4, 32); « acudía la multitud de las ciudades vecinas a Jerusalén trayendo enfermos y atormentados ( ójluménous) por espíritus inmundos» (Hech 5, 16). El rito que Jesús instituyó como símbolo eficaz de unidad fue la Eucaristía. El elemento material escogido fue el pan, clara alusión al hambriento, al que siempre habrá que tener presente. La Eucaristía es 12. J. S obrino , El resucitado es el crucificado, en Nuevo Mundo 1983, 7-19.
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