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40 CARLOS BAZARRA contra la lógica del Evangelio. Ser miembro de la Iglesia debiera sig­ nificar que se ha pasado de «Ojlos» a «Laós», sin embargo entre nos­ otros mismos hay esclavos, masa sin nombre y sin personalidad. Este es un peligro muy real. Dios previno al pueblo liberado contra esta incongruencia de querer ellos, a su vez, esclavizar a otros. El sentido del sábado es profundamente humano y liberador: «No harás ningún trabajo ni tú ni tu hijos, ni tu siervo... ni el forastero que vive es tus ciudades, de modo que puedan descansar... Recuerda que fuiste esclavo en el país de Egipto y que Yahvé, tu Dios, te sacó de allí» (Deut 5, 14-15). Jesús da la interpretación auténtica: «E l sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado» (Me 2, 27). Hay que mantener viva la memoria. «Al forastero que reside junto a ustedes... lo amarás como a ti mismo} pues forasteros fueron ustedes en la tierra de Egipto» (Lev 19, 34). «No torcerás el derecho del foras­ tero ni del huérfano, ni tomarás en prenda el vestido de la viuda. Re­ cuerda que fuiste esclavo en el país de Egipto y que Yahvé tu Dios te rescató de allí. Por eso te mando hacer esto» (Deut 24, 17-18). «Cuando vendimies tu viña, no harás rebusco. Lo que quede será para el forastero, el huérfano y la viuda. Recuerda que fuiste esclavo en el país de Egipto. Por eso te mando hacer esto» (Deut 24, 21-22). El motivo por el que Dios escogió a Israel no fue por ser Israel sino por ser pobre. Y así le puede decir: «No explotarás a viudas ni a huérfanos. Si los explotas y ellos claman a mí, no dejaré de oír su clamor» (Ex 22, 21-22). «Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás al ponerse el sol, porque con él se abriga: es el vestido de su cuerpo. ¿Sobre qué va a dormir, si no? Clamará a mí, y yo le oiré, porque soy compasivo» (Ex 22, 25-26). La relación de justicia para con el pobre es un elemento constituti­ vo del pueblo de Yahvé. Se pertenece al pueblo en cuanto se asume este compromiso de justicia y hermandad, de lo contrario se es extran­ jero: «En esa dialéctica pobres-pueblo, pobres-nación, está lo funda­ mental. Israel, pueblo elegido, deja de serlo si en él no se practica la justicia. Por eso, en numerosos textos, que no es el caso detallar ahora, los profetas hablan, en nombre de Dios, sobre los grandes del propio pueblo judío llamándoles extranjeros. En efecto, son extraños al pueblo porque no practican la justicia; y la justicia es el sentido, la razón de ser del pueblo judío. Si alguno no hace justicia, deja de ser miembro del pueblo con el cual Yahvé hizo el pacto de alianza. El

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